sábado, 26 de noviembre de 2011

Cyber-Alma. Capitulo 6 Pt 2. (Final)

 El final del relato, el último capítulo. Nuestro pequeño gorrión, encerrado en su hermosa jaula de acero y circuitos pretende salir a lo desconocido, guiado por algo aun más desconocido e impredecible. ¿Que irá a pasara? ¿Salir o no salir? ¿Una libertad arriesgada o un encierro protector? 
Lo verán ahora, al final del túnel.
Disfruten de la última entrega de Cyber-Alma

Por tu bien parte 2
FINAL 

- ¡Cuidado! – gritó Hontley sacudiendo los brazos mientras él y otros robots se apartaban de un tramo de pasillo en diferentes direcciones. Justo entonces un segmento completo de los carriles superiores se estrelló estrepitosamente contra el suelo haciendo volar pedazos de hierro y trozos de un transporte que había quedado hecho añicos bajo el peso de los carriles. Del corpulento cadáver del transporte emergieron varios pulgones que abrieron fuego a quemarropa contra los robots de en rededor al apenas verlos.
En ese instante cero-uno y cero-dos aparecieron a espaldas de Hontley, y heroicamente se lanzaron contra los insectoides evitando los disparos.
Con fuerza sobrehumana contraatacaron.
Cero-uno le arrojó un derechazo tan fuerte a uno de los pulgones que su puño atravesó la carcasa exterior y se hundió en el cuerpo mecánico, desactivando a la bestia inmediatamente. Al retirar el brazo saltó inmediatamente al próximo, y luego de voltearlo de una patada que le abolló la coraza atrapó sus anilladas patas y se las arrancó con violencia una por una, haciendo que le saltaran chispas y liquido refrigerante en tanto la criatura de metal se retorcía fieramente. Cero-dos atrapó al vuelo uno que se le iba encima, y sosteniéndole de la cabeza redondeada lo azotó contra los hierros retorcidos de los carriles una y otra vez hasta romperlo en pedazos. Otro pulgón se abalanzó y aferró a su brazo, cero-dos respondió extendiendo los dedos de la otra mano bien juntos, y lanzándole una ráfaga de puñaladas sobre el lomo a una velocidad increíble, así hasta desbaratarlo.
A una distancia segura Hontley los animaba como una porrista entusiasmada mientras veía como los androides luchaban salvajemente, hundiendo sus puños en el metal, empapándose con refrigerante y mutilando a sus contrincantes con sus propias y robóticas manos de todas las formas imaginables. Aunque era la primera vez que luchaban de esa manera y usando su verdadera fuerza de máquina, parecían tener muy claro el concepto de liquidar a un oponente, era como si hubieran sido creados con ese propósito, más que el de solo ser muñecos de entrenamiento.
Al acabar con los pulgones que estaban ahí, el blando y suave material que les cubría el cuerpo para proteger a Kass durante las prácticas se había rasgado y pelado desde los dedos de las manos hasta los antebrazos, dejando al descubierto unos rígidos y tétricos miembros robóticos, que eran como huesos negros hechos del más sólido de los metales. Cero-uno levantó una mano y movió los dedos como garras delante de su inexistente cara, como si no los reconociera, mientras cero-dos parecía sentir curiosidad y con uno de sus afilados dedos desprendía un poquito más del blancuzco tejido sintético que todavía se aferraba en algunas partes del antebrazo.
- ¡esos son mis chicos! – exclamó Hontley exultante dándole a cada uno una palmada en el hombro – síganme, tengo que buscar a Gála, mientras tanto ustedes cúbranme la retaguardia.
Los gemelos asintieron y siguieron a Hontley hasta una consola cercana que estaba enmarcada a la pared. El robot estiró con sus dedos una especie de enchufe que tenia a un costado, y estaba a punto de conectarse cuando escuchó la voz de la I.A resonando a su alrededor.
- ¡Hontley!
- ¡Gála!, ¿dónde te habías metido? Te necesitamos ahora más que nunca, los virtuales unieron esfuerzos para alcanzar a Kass que lleva consigo a esa cosa, pero entonces entraron estos autómatas desconocidos – Hontley le hablaba tan apresuradamente que apenas se le entendía - ¡salieron de las paredes! Son muchos y muy hostiles, están destrozándolo todo y rompieron los bloqueos que hicimos para detener a Kass, esas cosas parecen trabajar con el corrupto o lo que sea y se está llevando a Kass a alguna parte que todavía no sabemos dónde es - no paraba de hablar - Esto está mal, ¡muy mal! y no estamos preparados para una situación así, bueno, cero-uno y cero-dos parece que sí pero el resto de nosotros no podemos hacer nada, tienes que hacer algo porque si no nos desactivaran a todos. Esto no tiene precedentes, ¡no los tiene! No tengo idea de que hacer y estoy confundi…
- ¡Cállate! – le gritó Gala en un arrebato iracundo. Hontley enmudeció instantáneamente. – Perdona por eso… yo también estoy alterada. Él lanzó un pulso electromagnético en el espacio virtual y tardé en recobrarme. Hasta ahora estuve arreglando el desastre que ocasionó ahí, y por eso no pude estar aquí para ayudar.
- entiendo. ¿Pero qué vamos a hacer con los autómatas hostiles? – preguntó Hontley.
- necesitamos algo tan numeroso como ellos para hacerles frente… quizás los recolectores puedan – sugirió Gála.
- los recolectores son unidades de limpieza y reparación de daños menores, no van a poder hacer nada contra estos…estos…
- los llaman bioticófagos, los diseñaron en el complejo de laboratorios y los implementaron como sistema de seguridad exterior y exterminio de plagas el año pasado.
- ya sabía yo que esos arquitectos del complejo de laboratorios iban a traer problemas tarde o temprano.
- no fueron ellos. Este ente que apareció tampoco les pertenece, su configuración es ajena al Bastión. Ya descubrí lo que es, y como borrarlo, pero vamos a necesitar a los recolectores para contener al sistema de defensa corrupto.
- déjamelo a mí, yo puedo organizar a los recolectores – se ofreció Hontley como un valiente soldado que acepta una misión de alto riesgo.
- no te lo tomes a mal, pero me sentiría más segura si lo hiciera un virtual.
- esos virtuales no saben improvisar tan bien como yo, y esta situación requiere improvisación, créeme, no sé lo que haré pero se me ira ocurriendo – le aseguró el robot como si eso fuera a tranquilizarla. Gála suspiró con resignación.
- bien… transfiriendo programa de control RRPKBC-577Q.
La transmisión de datos duró unos segundos en que los ojos de Hontley brillaron como chispas encendidas. Al acabar, el robot movió sus antenas de adelante a atrás, como si quisiera sintonizarse con el nuevo programa.
- Oooh cuanto control – comentó, extasiado por los millones de datos y comandos que tenía a su completa disposición. Ahora era el maestro, la voluntad indiscutible de un ejército de recolectores - ¡ya tengo el poder! – exclamó de manera alocada.
- te lo encargo – dijo Gála, y después se esfumó de allí.

Hontley, con renovadas fuerzas y revitalizado por un montón de nuevas capacidades rodó a toda velocidad seguido por los androides, que fueron tras él para cuidarlo tanto de los intrusos como de el mismo. Llegó hasta una bodega cercana cuyo amplio interior estaba casi vacío, a excepción de unas pocas pilas de cubos de manutención y vigas de acero amontonadas en las orillas junto a las paredes. Subió por un elevador hasta el entrepiso que estaba entre el piso de la bodega y el techo. Estando ya sobre la plataforma suspendida (que era como un balcón muy grande) se acercó al borde de esta con los androides y comenzó a llamar a sus recolectores por medio de emisiones inalámbricas.
Al principio solo aparecieron unos pocos, pero al momento por las entradas empezaron a pasar de a cientos, como ríos hechos puramente de recolectores. En solo un momento la bodega se saturó de los robots de limpieza, eran tantos que no se podía ver el suelo, y había muchos más afuera de la bodega, que se quedaban ahí porque el lugar estaba ya hasta el tope.
Incontables de ojos cibernéticos dirigieron su mirada a Hontley sobre el entrepiso. En aquel lugar elevado y con un inflexible androide a cada lado parecía un dictador a punto de dar un discurso a sus fieras tropas.
- ¡maravilloso! – se regocijó mirando la inmensa masa que había convocado.
Extendió su brazo derecho solo para ver qué pasaba. Todos los recolectores siguieron con la mirada ese brazo hasta que él volvió a acercarlo e hizo lo mismo con el otro brazo, que también fue meticulosamente seguido por las miradas fijas y carentes de raciocinio de los recolectores. Acto seguido extendió los dos brazos al frente y comenzó a trazar círculos, a lo que los recolectores comenzaron a seguir el movimiento trazando círculos con sus ovoides ojos-cabeza. Hontley soltó una carcajada, pero luego se puso serio.
- bueno, basta de juegos – sentenció con rotundidad, y alzó la voz con el alto parlante para hacerse oír – unidades de limpieza del Refugio, hoy van a enfrentarse a un nuevo tipo de residuo. – Comenzó a proclamar con vibrante grandilocuencia - Un residuo que a diferencia de la otra basura que normalmente recolectan, puede defenderse. Es un residuo que está armado y no dudara en destruirlos si se les acercan. ¡Pero tenemos una ventaja! La ventaja de que ustedes son completamente prescindibles y fáciles de producir en masa. Ahora enseñen esas pinzas, ¡y úsenlas para hacerlos pedacitos!
Todos los recolectores alzaron sus tenazas recoge-basura y las hicieron castañetear como lo harían los cangrejos. El ruido que produjeron fue ensordecedor.
En el interior de sus circuitos Hontley reprogramó en tiempo record a todos los recolectores, haciendo que estos visualizaran a los intrusos como la única clase de residuo a recolectar, sumándole a esto una directiva de “alta prioridad”, para que los robots no solo lo vean como una tarea, sino como una imperiosa necesidad.
Una vez hecho los ajustes necesarios, Hontley los lanzó a todos a la vez y en todas direcciones.
Cada pasillo cercano a la bodega, por más ancho que fuere, se inundó se recolectores desesperados por encontrar a sus nuevos objetivos.
 Incapaz de quedarse quieto, Hontley fue con el grupo más grande. Sobresaliendo entre todas sus unidades mientras rodaban hacia sus destinos, él seguía vociferando palabras de aliento cargadas de entusiasmo y optimismo, aunque eso a los recolectores no les hacia ningún efecto ya que estaban muy lejos de tener algo parecido a moral.
Hontley y sus recolectores llegaron por un pasillo hasta un espacio de proporciones enormes en forma de cúpula con un monolítico pilar en el centro. Era la cámara del generador principal. Y sobre el generador, montones de cosas que parecían garrapatas se dedicaban a masticar su superficie y hacer destrozos con sus extremidades. Al ver a la multitud de robots más abajo los pulgones perdieron rápidamente el interés por su indefensa e inmóvil víctima, por lo que comenzaron a dejarse caer como bolas de plomo hasta el piso. El duro aterrizaje no los lastimaba en lo más mínimo, y algunos llegaban a quebrar varias losas tras impactar.
No hubo ningún momento de suspenso previo a lo que se venía, ninguna espera para intentar negociar o intimidar. Cuando los pulgones terminaron de caer ambos bandos recorrieron en estampida la distancia que los separaba hasta que los dos bastos tropeles se arrojaron unos contra los otros en una colisión que hizo saltar chispas y metal retorcido por todas partes, y el brutal ruido de ese encuentro debió de escucharse hasta en los confines más oscuros y secretos del Bastión.
Los pulgones no dudaron en usar sus armas más letales, y como un diluvio innumerables disparos como líneas rojas llovieron sobre las filas de los recolectores, haciendo saltar por los aires a muchas unidades que ni siquiera tuvieron la oportunidad de llegar hasta donde se libraba la batalla. Los robots de limpieza, poseídos por su obsesión de segmentar residuos, no temían ante los disparos ni las garras de sus oponentes, y como langostas devoradoras se lanzaban sobre los pulgones más próximos y los descuartizaban con sus tenazas, aunque hacían falta varios para acabar con uno solo de los violentos insectoides.
El enfrentamiento no había hecho más que comenzar, y así como en la cámara del generador, estaba sucediendo en muchos otros lugares dentro del Refugio.

Kass y Escape estaban en un ascensor cilíndrico que dejaba atrás uno tras otro varios niveles mientras ascendía. En un momento cuando el ascensor entró a una nueva sección encontraron frente a ellos toda una contienda entre recolectores y pulgones. Estaban dentro de una sala de procesadores, y la mayoría de las torres rectangulares que servían como almacenes de datos ardían en llamas o tenían enormes agujeros que vomitaban chispas, las cuales caían como llovizna sobre los autómatas en conflicto. Kass contempló el horrendo espectáculo hasta que el ascensor se introdujo por la abertura del techo que llevaba al siguiente piso.
- espero que RAD no esté ahí – dijo con preocupación. Recordando que el robot merodeaba la mayor parte del tiempo en salas como aquella.
De pronto el ascensor dio una brusca sacudida y no subió ni un centímetro más.
- algún estúpido pulgón debió de meterse con el motor del ascensor – supuso Escape.
- no hay problema, esto tiene una trampilla de emergencia – dijo Kass, que dio un salto y de un manotazo pulso un amplio botón en el techo. Inmediatamente después la trampilla se abrió hacia adentro y una pequeña escalera descendió hasta quedar a su alcance. El joven trepó por la escalera de emergencias, y una vez estando en el techo del ascensor levantó la vista hacia el cilíndrico túnel vertical sobre su cabeza, donde se hallaba una nueva escalerilla de emergencias encajada a un lado. Comenzó a trepar por la escalerilla sin ningún esfuerzo hasta el siguiente nivel. El túnel estaba débilmente iluminado por unas tenues luces verdes en las paredes, lo que le permitía ver cuánto camino le quedaba. Continuó escalando hasta que atisbó la abertura circular que daba paso a la siguiente sección. No vio luz alguna, por alguna razón en esa sala las luces estaban apagadas.
Entonces cuando estaba a solo unos metros de alcanzar el umbral una plancha de metal salió disparada por un lado de la abertura y le cerró completamente el paso.
- te tengo – anunció Gála con frialdad. Kass dejó de respirar por un par segundos, desconcertado. No sabía si se estaba refiriendo a él, o a Escape.
- ¡Gála! – soltó Kass en una exclamación, aun colgado de la escalera.
- Kass tranquilo, no estoy enojada contigo. Te está manipulando, lo hizo desde el primer momento. Encontré las grabaciones audiovisuales del la zona industrial.
- BBBZZZZ no lo estaba manipulando – intervino repentinamente Escape. Su holograma se proyecto del brazalete y el fulgor rojo reemplazó las luces verdes del túnel, bañando ese tramo de un tenebroso rojo oscuro. – Lo estaba guiando – replico con voz apacible - Para ayudarlo, para salvarlo.
- ¡tu ni hables! – Le espetó ella en un arranque de ira que hizo encoger a los otros dos - ¿Qué quieres salvarlo? Como te atreves a decir tal cosa. ¡Vi como lo ponías en peligro una y otra vez en ese lugar oscuro y peligroso solo por tu capricho!
- lo hice porque tenía plena confianza en que él podía sobrevivir. Y míralo aquí vivito y respirando, listo para salir de tu agujero claustrofóbico e ir a donde pertenece.
Kass miraba a Escape con pasmosa incredulidad. Él, que le había recalcado lo peligroso que podía ser turbar las emociones de Gála, ahora estaba discutiendo en tono desafiante e insolente con ella, como si quisiera provocarla o retarla a que hiciera algo al respecto. A Kass no le gustaba nada hacia donde estaba yendo la cosa.
- ¿Qué?, tú no te lo vas a llevar a ningún lado. Ahí arriba todo es estéril, solo vas a conseguir matarlo.
- ya nadie te cree ese cuento – Escape subió también el tono de voz, y Kass sentía el brazalete vibrar en su muñeca – ¡eres una mentirosa obsesiva!
- Kass escúchame – dijo de pronto Gála más tranquila, pero todavía muy seria – tienes que tirar ese brazalete, aléjate de él. Pude descifrar su configuración, no se trata de un corrupto. ¡Es un virus!
Kass y Escape se miraron.
En el Bastión jamás había aparecido un virus informático, pero en la base de datos del Refugio Kass había encontrado archivos y registros que hablaban sobre estos programas informáticos creados para robar datos y hacer estragos en las computadoras que usaban en la superficie. Sabía muy bien lo terribles que podían ser.
- eso… ¿es verdad? – le preguntó Kass. Escape tardó un poco en contestarle.
- eehh… bueno, técnicamente. Yo…, si. Soy un virus.
- con razón podías manipular las estructuras y moverte por el espacio virtual sin que te detecten.
- pero bueno, no soy un virus cualquiera. Soy un virus benigno, al menos para ti. Además eso confirma lo que te dije sobre lo que pasa arriba. Mi configuración no pertenece al Bastión. Vengo de la superficie. No sé como llegue aquí, lo que sea o quienes sean que me pusieron en este lugar no querían que recordara. Pero mi misión está muy patente, tengo que sacarte de aquí, o mirándolo desde la perspectiva de un virus informático: eres un dato con patas que me tengo que robar de este sistema gigante, aun si tengo que destruirlo todo.
- te lo dije, es un virus Kass, es muy peligroso.
- un momento Gála… ahora dime tú: ¿Qué pasa ahí arriba? ¿Todo eso de que el mundo está muerto es verdad?, no quiero que me mientas. Me vas a decir la verdad.
- es verdad. Todo… es verdad – respondió ella, pero sus palabras no sonaron con convicción, sonaba insegura – Kass… yo, nosotros solo queremos que estés a salvo, es todo por tu bien. Ahí arriba todo es muy diferente, y si te vas nada será igual –  decía con un creciente tono de aflicción.
- entonces era mentira. Nunca existió una pandemia – una parte de Kass realmente quería creer la mentira y evitar esa situación, pero ya no había manera.
- sí. Es mentira – confesó Gála con tristeza. Se escucharon unos débiles sollozos – por favor, no me dejes. Quédate aquí… si te vas no sé lo que va a pasar. Por favor.
Al escucharla suplicar los sentidos y la determinación de Kass se enturbiaron, ya no tenía ese impulso, esa seguridad. Cayó en cuenta de que si salía, le aria mucho daño a quien más le importaba. Su cabeza le dio mil vueltas, como si un torbellino arremolinara sus pensamientos. Todo estaba pasando muy rápido, y él no podía asimilar tanta información, tantos cambios. Comenzó a tambalearse sobre la escalera, se estaba soltando sin darse cuenta. Iba a caerse.
Entonces la voz de Escape sonó a su lado, e hizo que volviera a afianzarse sobre el travesaño.
- recuerda chico – le musitó en voz baja – si no sales de aquí, ella y todo este lugar estarán acabados – mientras hablaba, por la boca de un conducto de aire aparecía un pulgón, que sigilosamente fue sobre la pared vertical hasta la plancha que bloqueaba la entrada – por tu bien, es mejor que salgas de aquí, y por el bien de ellos, más vale que lo hagas pronto.
¡Tenía razón! La conmoción momentánea que le produjo ese encuentro había olvidado que tenía que salir para salvar la instalación y a sus amigos. No podía perder más tiempo, el eco de las explosiones eran cada vez más fuertes y más numerosos.
- ahora baja la escalera – le susurró el virus. Kass obedeció, ya avistando al pulgón anclado sobre la pancha de metal
- ¿Kass? Estas volviendo al ascensor porque decidiste quedarte ¿verdad? – preguntó Gála sin percatarse todavía de lo que tramaba Escape.
- no le digas nada, tu continua bajando hasta que escuches un ruidito – le ordenó Escape en voz baja.
- ¿Kass me estas escuchando? – Insistió ella – ¿porque no me…?
En ese instante el pulgón comenzó a martillar la plancha usando su pesado cuerpo. Una y otra vez sin desprenderse alejó y lanzó su huevoide corpulencia contra el metal, que comenzó a abollarse en tanto el ruido atronador del golpeteo rebotaba por el cilíndrico espacio. Con el ruido, Kass ya no podía escuchar a Gála por más que esta subiera el volumen de su voz. En determinado momento el pulgón dio una embestida con aun más fuerza, y se hizo pedazos en una estruendosa explosión que sacudió el túnel completo.
Llovieron pedacitos de metal y una cortina de humo bajó hasta él, y lo primero que logró escuchar cuando el pitido en sus odios se atenuó fue a Escape que le gritaba que subiera a toda prisa.
Escape había sacrificado a uno de los robots insectoides usándolo como carga de demolición, y en lugar del obstáculo ahora solo quedaban algunos hierros doblados como si fueran de goma.
Kass terminó de subir y se puso en pie estando ya en la nueva sección. Las luces estaban todavía apagadas, pero el fulgor del holograma actuaba como una excelente linterna. Se encontraban en un espacio octogonal abarrotado por filas de mesas-teclado y enormes pantallas planas que colgaban del techo, y aunque no había nada mas, bajo sus pies se podía escuchar el amortiguado sonido del caos reinante en lo que Escape llamaba el distrito uno.
- ¿Kass porque haces esto? – escuchó de nuevo la voz de Gála. Kass se puso en movimiento entre los enormes teclados incrustados al piso.
- es la única manera de detener a los pulgones – le respondió el sin detenerse.
- ¿los que? ¿Te refieres a los bioticófagos?
- ¡Aaah, con que así se llaman! – Interrumpió Escape – me gusta más el nombre que les puse yo, es massss no sé, me gusta – comentó, pero nadie le hizo caso.
- sí, tengo que llevar el brazalete hasta el escáner de la salida, entonces se desactivaran.
- no te preocupes por ellos, nosotros ya lo estamos solucionando.
- no es cierto – volvió a interrumpir el virus en tono infantil.
- ¡eres una plaga! – le espetó Gála
- y tu eres una corrupta impulsiva e impredecible – contraatacó Escape, no parecía estar enojado, todo lo contrario, le divertía la guerra de insultos y parecía deleitarse provocando a Gála – ¿quien dice que afuera de este lugar, en otras partes del Bastión no había más gente? vi muebles, oficinas y cosas que de humanos. ¡Quizás ya no hay humanos porque los mataste a todos!
- ¡eso es mentira! – Se defendió Gála– ¡mentira mentira mentira!
- no estoy BRRRSSHHH mintiendo, solo hago una suposición incriminatoria.
- ¿pueden parar? – Les pidió Kass – de veras tengo un dolor de cabeza muy fuerte y me lo están empeorando. – justo en ese momento Kass entró en otro espacio que se parecía mucho a una sala de hospital, donde habían muchas mesas exploratorias en fila junto a una pared y extrañas maquinas sin forma definida que pendían justo encima por medio de robustos cables de acero, y no muy lejos varios lavamanos  y montículos de prendas de hule como guantes, cofias y delantales manchados.
Al contemplar ese sitio en todo su sórdido esplendor, la trama por la que los tres pasaban se detuvo de golpe.
- ¿qué lugar es este? ¿Estamos de nuevo en la zona industrial? – preguntó Kass
- es la parte superior del complejo del residente, una zona clausurada – respondió Gála.
Escape miró en derredor y se dio cuenta de donde estaban. Las camillas de metal, algunas con cinturones de cuero colgando a los lados. Mesitas llenas de bisturís, fórceps, así como otras herramientas quirúrgicas extrañas,  y morbosas maquinas repletas de brazos mecánicos con tenazas y demás accesorios punzantes; era una especie de sala de operaciones, aunque parecía más una bizarra carnicería abandonada.
- ¿qué clase de maniacos trabajaban aquí? - preguntó Escape sin dirigirse a nadie en concreto – esto tiene pinta de ser una sala de disecciones.
- que nadie me pregunte, esto ya estaba así cuando llegué – dijo Gála.
- ¿no sabes nada de ellos?… ya sabes, los creadores – le preguntó Kass.
- igual que todos: prácticamente nada.
- bueno – continuó Escape – mientras tú te ocupar de averiguarlo nosotros nos vamos para afuera.
- ¡eso si que no! – exclamó Gála.
Y la efímera pausa llegó a su fin.
Fila tras fila de fluorescentes se fueron encendiendo e inundaron aquella sala con etéreo resplandor blanco. Los monitores de las computadoras en la pared opuesta a las mesas de disección comenzaron a mostrar torrentes de textos ascendentes y las siniestras maquinas de disección comenzaron a temblar espasmódicamente en tanto los brazos mecánicos de estos empezaron a cobrar vida.
Una voz masculina y acentuadamente robótica habló en ese momento.
- ALERTA: USUARIO NO AUTORIZADO A INGRESADO ILEGALMENTE  EN EL CENTRO DE COMANDO DE LAS INSTALACIONES BIOLOGICAS DE *introducir nombre* SEGURIDAD COMPROMETIDA, BASE DE DATOS DAÑADA. SE DECRETA ESTADO DE EMERGENCIA. TODO EL PERSONAL EVACUE LAS INSTALACIONES DE MANERA INMEDIATA.
- Gála ¿qué vas a hacer? – le preguntó Kass con nerviosismo. No recibió respuesta.
- parece que esta parte secreta del Bastión tenía sus propias directivas – dedujo Escape –y parece que ella acaba de irrumpir en el sistema y está tomando el control. Eso no es bueno… El camino sigue al otro lado de la sala chico, ¡a moverse!
Entonces ocurrió lo que Escape había predicho: Gála se precipitó. Las maquinas de disección se lanzaron hacia ellos con los brazos mecánicos extendidos al frente, atropellando las luces fluorescentes y haciéndolas reventar en chispas y vidrio pulverizado. No tenían carriles por los cuales transitar, en lugar de eso los aparatos estaban conectados a platillos que se mantenían junto al techo.
- ¡esquívalos esquívalos! – chilló Escape.
En vez de prepararse para una evasiva Kass corrió en dirección a las maquinas. Los aparatos se amontonaron en el sitio para cortarle el paso, y en el último instante el joven se echó de rodillas e inclinó su cuerpo hacia atrás hasta casi tocar el piso con la espalda. Por impulso se deslizó velozmente por debajo de los aparatos y sus garras estuvieron a escasos centímetros de alcanzarlo, hasta llegó a sentir como una de las pinzas le arrancó un pequeño mechón de pelo.
Enderezó el torso y aprovechó lo que quedaba de impulso para dar una vuelta carnero y ponerse de pie al instante para salir corriendo, las maquinas ya estaban por detrás, persiguiéndolo.
- Aaahh – berreó Escape – ¡si tuviviviviera corazón ya se habría detenido! Esos aparatos están magnetizados al techo, o algo así.
- ya estamos saliendo – anunció Kass.
A unos diez metros de la salida todos los fluorescentes que tenía por delante reventaron al mismo tiempo. Kass se cubrió de las explosiones, que en realidad solo eran una distracción para que se detuviera un instante, el instante que necesitaban las maquinas de disección para alcanzarlo.
La primera máquina llegó hasta él, Kass vio de reojo como la tenaza se echaba sobre su brazo izquierdo. Pudo retirarlo justo a tiempo y la tenaza se cerró en un chasquido metálico sin atrapar nada. Volvió a intentarlo, y Kass de nuevo la evitó. Llegaron tres maquinas mas y el resto estaban muy cerca. Kass se movía con agilidad sobrehumana tratando de que no llegaran al brazalete, solo podía evadirlos, ya que los brazos eran demasiado robustos y poderosos como para desviar sus embestidas.
Escuchó tras de sí un silbido neumático, y al darse la vuela por un segundo vio como las dos mitades de la amplia compuerta se comenzaban a cerrar. Sin perder tiempo se tiró al piso para evitar las garras por un instante, cruzó los brazos delante de su pecho y rodó su cuerpo como un tronco hasta llegar donde estaba una de las mesitas con herramientas. Se detuvo justo boca abajo, tomó la mesita por las patas, que acababan en pequeñas ruedas, y con un fuerte empujón la mandó en dirección a la compuerta.
Ya sea por su gran capacidad para calcular el tiempo junto a la precisión de sus movimientos, o simplemente suerte, la mesita se interpuso en el lugar exacto en que las planchas de la compuerta se unirían, dejando menos de medio metro de espacio abierto.
Kass se levantó de un salto y recorrió la distancia que le quedaba con las maquinas pisándole los talones. Uno de los aparatos ya estaba ahí, removiendo la mesita. Sin dudarlo Kass flexionó las piernas y saltó como un resorte hasta caer encima de la corpulenta maquina. Se sujetó de los gruesos cables que la conectaban al platillo magnético, y antes de que las pinzas se le acercaran terminó de pasarle por encima y salir por el estrechísimo espacio.

Kass se encontró a sí mismo en un amplio y oscuro pasillo con un montón de compuertas a los lados. De nuevo, la inflexible voz robótica se presentó:
USUARIO UN AUTORISADO A CERRADO TODAS LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE LAS INSTALACIONES BIOLOGICAS *introducir nombre* ALERTA: SISTEMA DE SEGURIDAD ANTIDISTURBIOS ACTIVADO. TORRETAS DE FRAGUA-ESPUMA OPERATIVAS.
Al otro extremo del extenso pasillo una parte del techo se abrió dejando salir a lo que parecía un cilíndrico cañón color negro brillante. Con una mira infrarroja en la parte inferior, y una recamara de gas comprimido en la parte trasera. Un grueso tubo de goma transparente estaba conectado en la parte de arriba, y por el tubo comenzaron a caer unas cuantas esferas de aspecto gomoso del tamaño de pelotas de tenis.
Kass escuchó un distante ¡pum! Seguido de un silbido que duro un par de segundos antes de que la pelota pasara casi rozándole la oreja.
Lo siguiente que sucedió lo tomó todavía más desprevenido:
Una amazacotada pared blanca de espuma apareció incrementando su tamaño a una velocidad pavorosa, al momento que despedía un sonido similar al que hace un extintor de incendios. Hubiera cubierto por completo a Kass de no ser porque se alejó en el momento. Cuando la espuma y el sonido que hacia cesaron, la compuerta por donde había pasado así como parte importante de la pared circundante se hallaban sumergidos bajo la fragua-espuma, ahora endurecida y fuertemente solidificada.
- ¡la madre que me p…! - Farfulló Escape con los ojos mas desorbitados de lo normal a causa de la impresión, Kass no estaba menos sorprendido.
- no puedo verlo con esta oscuridad, pero quizás escuchándolo pueda esquivas esas cosas – dijo Kass
- como me alegra no ser tú.
- al que mataran será a ti, no a mí.
- ah sí, tienes razón – refunfuño el holograma
- ssshh, intento escuchar.
Sonó otro disparo distante. Y en ese momento Kass se agachó y se arrojó al suelo hacia la izquierda. La bola de fragua-espuma reventó y cubrió el tramo de pasillo del que acababa de alejarse, pero antes de que terminara de expandirse se escuchó otro disparo.
Kass comenzó a correr zigzagueando de un lado al otro del pasillo mientras la torreta le disparaba sin misericordia. Podía escuchar el ruido constante de la espuma a sus espaldas, estrechando el espacio entre él y la torreta. Pronto estaría demasiado cerca como para evitar un disparo directo.
- ¡lánzale una esfera luminiscente! – le ordenó Escape. Inmediatamente Kass se palpó el bolsillo donde estaban las esferas. Se preguntó por un instante como es que sabía que las tenía.
Alcanzó a agarrar una de las esferas, y cuando estaba sacando la mano del bolsillo su pierna izquierda se quedó pegada al piso. La caída fue rápida y contundente, y apenas tuvo tiempo para interponer el brazo entre su cabeza y el suelo para evitar un duro golpe. No necesitaba darse la vuelta para entender que la espuma le había engullido un pie, y que a continuación la torreta daría el tiro de gracia. Antes de que eso ocurra, Kass se puso de rodillas, y acompañando de un grito aguerrido lanzó la pequeña esfera con todas sus fuerzas.
La luminiscencia de la esfera atravesó la oscuridad del pasillo como una estrella fugaz, y dio en alguna parte del techo. El sonido de aire succionado se escuchó al mismo tiempo que sonaba el disparo definitivo de la torreta, todo sucedía muy rápido, y terminó con un rugiente estallido turquesa.

- eso fue intenso – comentó Kass tendido boca abajo, todavía con el pie atrapado. Unos metros más allá el pasillo estaba iluminado por las ondulantes llamas de tonos celestes, que lentamente se tornaban color naranja. Kass pudo ver el agujero lleno de cables cortados y tuberías rotas que había dejado, y la torreta al menos un metro más atrás. Había fallado el tiro, pero la explosión había bastado para parar la maquina.
Estiró su pie con fuerza, y después de varios intentos logró retirarlo junto a un montón de trozos de espuma endurecidos.
Al ponerse de pie se acercó al agujero, y vio que estaba atravesado por un respiradero ahuecado por la detonación. Tras tomar impulso pegó un salto hacia el nuevo camino.

- porque no me habla. Quizás esté enojada – reflexionaba Kass en voz alta, mientras gateaba por el conducto.
- yo creo que se dio cuenta que hablar no va a ayudarle en nada. Ya hasta me da algo de pena la pobre… ¡naaah!
- a pesar de poder usar todas estas medidas de seguridad, debe sentirse impotente. Digo, a veces me insinuaba eso. Puede hacer muchas cosas, pero está limitada en cuanto a desplazamiento en el mundo físico. A veces me decía que le gustaría acompañarme de verdad, y creo que eso se traduce en poder moverse libremente en el espacio real y no saltar de computadora en computadora.
- puede que ella nunca haya querido ser un ser virtual, sino físico. Ya sabes, como decía, para acompañarte, estar contigo y eso. Eh mira mira ahí abajo – le señaló Escape a la rejilla por la que estaba pasando Kass – es perfecto, baja – le pidió.
Kass levantó la rejilla, bajó primero las piernas y luego se dejó caer a una sala que no pasaba los tres metros cuadrados. La mitad de la sala estaba abarrotada de botones y lucecitas, medidores y perillas.
- bieeeeeeen – se deleitó Escape, mirando los paneles – vamos a hacer que se sienta un poco más miserable por su condición virtual. Este lugar es el nexo de los mandos de seguridad. Asegúrate de que no funcione, y acabaremos con esta persecución.
Kass se sintió un poco mal por Gála, pero se agachó y abrió uno de los paneles inferiores. Comenzó a toquetear los cables, desconectándolos. Finalmente retiró una plancha que cubría a los microprocesadores, y con el talón de la zapatilla le propinó una patada.
Las luces pestañearon por unos segundos.
- listo – Kass se puso en pie otra vez y saltó para sujetarse al borde del espacio donde estaba la rejilla del techo.
- ¿eso es todo? ¿Ni un chisporroteo, explosión o algo espectacular después de apagarlo? ¡Qué fraude! – berreó Escape
- ¿y qué esperabas?
- algún día sabrás lo que son las películas, y veras de que hablo.

Varios niveles más abajo Hontley se encontraba en alguna parte de la instalación, sobre una montaña de chatarra que hacía solo unos momentos eran robots o partes de la propia instalación. Frente a él, por lo menos unos cincuenta recolectores se enfrentaban contra una cantidad visiblemente superior de pulgones. Aunque parecía que no estaba haciendo nada, Hontley operaba directamente sobre los recolectores dentro de su radio visual, ordenándoles a donde ir y que hacer, así como en un juego de estrategia.
De pronto un agudo grito lo desconcentró, era Gála. Parecía como si acabase de caer de una gran altura.
- supongo que la cosa no fue bien – se aventuró a suponer Hontley sin desconcentrarse de lo que estaba haciendo.
- apagó el sistema de ese sector. Tengo que encontrar otro canal para llegar hasta el ascensor de la salida. ¿Está todo bajo control por aquí?
Justo entonces, a unos metros de Hontley, un termotanque de unos cinco metros de envergadura atravesó el techo cubierto en llamas y se estrelló contra el suelo, traspasándolo como si fuera de cartón y dejando otro agujero inmenso mientras seguía cayendo y destrozando todo en su descenso. No pasó ni dos segundos cuando más al fondo una cañería de proporciones considerables atravesó otro tramo del castigado techo y comenzó a verter litros y litros de agua en el recinto y los robots en batalla.
- bueno, la estructura se está viniendo abajo en algunos lugares – comenzó a informarle Hontley como si no fuera la gran cosa – no es nada que no se pueda arreglar, claro. Y en cuanto al sistema de seguridad corrupto, lo tengo más o menos bajo control. En algunos lugares si, en otros no. creo que no lo estoy haciendo mal – al terminar de decir eso uno de los recolectores que estaban cerca voló en pedazos por un disparo de láser, y su ojo mecánico salió despedido pasando muy cerca de Hontley, que hizo de cuenta que no lo vio – todavía es muy pronto para pronosticar la victoria o derrota, pero nuestras probabilidades son buenas.
Un pulgón que caminaba por el techo se dejó caer justo delante de Hontley, y en un parpadeo abrió fuego contra él, arrancándole de un tiro la mayor parte del brazo derecho.
- ¡ese era mi brazo favorito! – exclamó Hontley indignado, y con el brazo que le quedaba le dio un manotazo tan fuerte al pulgón que lo mando rodando cuesta abajo.
- me encantaría quedarme a ayudarte, Hontley de veras que si…
- está bien, no te preocupes, Kass es más importante  - dijo sin prestarle atención a su mutilada extremidad – vuelve ahí arriba y habla con él, estoy seguro de que lo harás volver.
Gála se marchó, y Hontley bajó de la montaña de chatarra a la vez que se cruzaba con unos cuantos recolectores que comenzaron a subirla para ir al encuentro de sus adversarios.

Kass bajó del conducto y apareció en un amplio espacio circular, iluminado por una combinación de tenues luces blancas en la base de las paredes y luces rojas en algunos puntos específicos. En medio del espacio se alzaba un imponente cilindro plateado que ascendía hasta perderse de vista, y eso era así porque el techo estaba tan alto y poco iluminado que parecía no estar. Bajaba una refrescante corriente de aire, y un olor singular llenaba el ambiente. Era olor a tierra húmeda.
- llegamos chico… la ascensor de la superficie. – Anunció Escape – de verdad lo conseguimos – parecía conmovido. Kass lo miró por un momento pero no dijo nada al respecto.
En la base del cilindro se extendía una ancha compuerta enrejada, que permitía ver el interior del ascensor. Tenía alrededor de diez metros de circunferencia, lo que denotaba que estaba hecho para transportar cosas grandes, o a una cantidad importante de gente.
- camina hasta el panel numérico junto a la entrada y pulsa con el pulgar sobre la superficie de vidrio.
Kass lo hizo, y junto al panel se descorrió una plancha de metal que reveló una cavidad angosta y rectangular de unos centímetros de largo.
- quítate el brazalete y mete el lente en esa entrada.
Kass introdujo la lente hasta que soltó un chasquido dentro de la cavidad y quedó asegurado. La mitad adentro, y la mitad afuera.
- déjame trabajar un minuto, voy a ponerle corriente a esta cosa.
Pasaron nada más que unos segundos cuando del altísimo cilindro comenzaron a bajas anillos de luz que aparecían de los fluorescentes cuidadosamente enmarcados, así hasta llegar abajo. Un ligero zumbido resonó en todo el lugar, y al fondo ya se podía escuchar el ruido de discretos motores funcionando.
- listo, ahora nada mas queda abrir la puer…
La plancha que descubría la entrada donde estaba encajado la lente de Escape se cerró tan rápido como una guillotina cayendo con todo su peso, y así como la siniestra maquina de ejecución, la delgada pero sólida plancha cortó el platillo limpiamente por la mitad, dejando que esta cayera al suelo y la otra mitad quedara adentro. No volvió e escucharse la voz de Escape.
- ¡Escape! – Farfulló Kass estupefacto – Gála…
- está bien Kass, ya se terminó – habló ella a través de una altavoz en la pared. Su voz sonaba en un profundo eco que reverberaba en la altísima caverna artificial - no sé mucho de la superficie, pero en mi base de datos había lo suficiente como para entender que es un lugar malo y peligroso. ¿Crees que alguien te recibirá ahí arriba? ¿Que se interesaran como nosotros nos interesamos por ti? No sé qué te contó el virus, pero la civilización de ahí arriba está más corrupta y viciada que cualquier inteligencia dañada de esta instalación. Y tú, por otro lado, eres una persona pura, sin egoísmo, superficialidad, codicia ni ningún mal sentimiento. Quizás ese era el propósito de los creadores, hacer que existiera un ser humano limpio de todo eso, o al menos me gusta pensar que eso querían.
- no se te ocurrió que después de verlo puedo volver aquí, este es mi lugar, no los cambiaría por nada de arriba.
- no, no volverías, te tentaran demasiado, y terminaras corrompiendo, enloqueciendo. Los orgánicos como tú tienden por naturaleza a seguir e imitar a sus iguales, es una medida de adaptación, de supervivencia. Cuando te quieras dar cuenta ya será tarde, y serás como ellos. Pero aquí no tienes que adaptarte a nada ni preocuparte por sobrevivir. Todo está servido para ti, este es tu lugar, conmigo.
Kass no supo cómo responder, quería decirle que no se dejaría influenciar por sea lo que sea que le esperaba afuera, pero realmente no sabía nada de lo que le aguardaba. Escape estaba muerto y su hogar lo necesitaba. Gála volvió a hablar.
- no te preocupes por los bioticófagos, Hontley ya los está controlando, cuando regrese para ayudarlo los podremos echar de una vez y podremos arreglar todo, justo como era todo antes.
- no-tan-rápido – escucharon los dos por otro altavoz. Era la voz de Escape. ¡Estaba vivo! – menos mal que se me ocurrió copiar un fragmento de mi programa en el sistema de esta cámara mientras encendía las luces, es lo bueno de ser tan concienzudo y previsor ¡es una ventaja ser yo!
- ¡no! – Chilló Gála – ¡no deberías seguir existiendo!
- sin embargo, sigo. Ahora escúchame Kass, sin el brazalete los pulgones no pararan, pero es verdad que ahí abajo se las están arreglando bien contra ellos, error de cálculo mío, supongo. A lo que voy es que no hay ninguna amenaza ni nada que te obligue a salir. Es solamente tu decisión, aquí no hay ningún malo, ni yo ni tus amigos. Digamos que hay distintas perspectivas de algo bueno, y depende de ti elegir lo bueno para ti y solo para ti. No niego que el mundo de los humanos este algo retorcido, de hecho, lo está hasta la medula, pero esa la naturaleza humana. Puedes ir y conocerlo, y volver si es que puedes.
- o puedes quedarte y evitarlos – agregó Gála – seguir con nosotros y ayudarnos a que todo vuelva a la normalidad. Si quieres podemos hacer algunos cambios para que todo sea mejor, te mostrare los laboratorios, la zona industrial y todo lo que quieras.
- la decisión es tuya Kass – Escape abrió la compuerta del ascensor, invitándolo a pasar. Y al otro lado de la cámara otra compuerta se hizo a un lado, era el camino de vuelta al Bastión.
Después de que controlaran su destino tantas veces, ya le era extraño tener tanta libertad de decisión, y no se encontraba ante cualquier decisión, esta era posiblemente la más importante que tomaría en toda su vida. Kass reflexionó profundamente su elección.
Era evidente que lo necesitaban en el Bastión, el era la razón por la que habían levantado el complejo del residente y si se marchaba nada ahí volvería a tener razón de ser. A demás era el momento menos conveniente para irse, con todo y todos los que conocía corriendo peligro lo menos que podía hacer era quedarse y ayudar.
Sin embargo, si se quedaba también sería un hecho de que no lo dejarían salir nunca. Viviría por el resto de su vida fantaseando sobre el mundo que apenas pudo ver cuando solo era un bebé, y si hay algo que lo motiva a ir más allá, eso era la curiosidad innata que tenia.
Resopló, trató de pensar con calma, aclarar sus ideas. Si tenía que tomar una decisión, tenía que pensar en lo que él quería. No quería dejar el Bastión tal y como estaba en ese momento, estaría abandonándolo todo, casi como dejando a un lado a quienes tanto lo habían acompañado toda su vida, dejando su único hogar para embarcarse en una expedición personal.
Pero si llegaba a salir, siempre seria libre de volver, tenía confianza en el mismo como para estar seguro de que las tentaciones de la superficie, como decía Gála, no lo apartarían de su hogar.
Pasaron los segundos, ni Escape ni Gála profirieron un sonido mientras que por la cabeza de Kass pasaban mil cosas.
Finalmente pareció decidirse, tomó una decisión, pero no podía quedarse y plantearla, tenía que actuar.

Levantó la mirada del suelo, y la dirigió a la compuerta que llevaba al Bastión. Clavó la mirada en el umbral, como si estuviera mirando directamente a Gála, que estaba expectante a su respuesta.
- te prometo… - comenzó a decir Kass, sin dejar de mirarla en su imaginación – que voy a volver.
Antes de que Gála pudiera responder Kass dio media vuelta  y se lanzó al interior de ascensor. Sabía que ella nunca lo aceptaría, por más argumento que le diera, no conseguiría convencerla. Era algo que tenía que hacer, y solo podía irse lo más pronto posible, sin mirar atrás, sin dejarse vencer por el remordimiento.
La compuerta se cerró en un estruendo y el elevador salió disparado hacia arriba con Kass abordo.
El joven escuchaba los gritos de Gála que lo llamaba, desesperada. El ascensor se estremeció con violencia, parecía que intentaba detenerlo, pero por alguna razón seguía ascendiendo.
- no va a detenerte mientras yo esté aquí. Tranquilo, llegaras – escuchó que le dijo Escape por el parlante del ascensor.
- ¿cómo vas a salir? – le preguntó Kass
- no podré, estoy atrapado en este lugar – las luces comenzaron a fallar, y la sacudida se volvía tan estridente que todo estaba por venirse abajo.
- si te quedas te eliminaran tarde o temprano – exclamó Kass
- Está bien – le contestó Escape con voz reconfortante – cumplí mi propósito, tú vas a salir, y eso es lo único que importa. Yo me quedo aquí. Disfruta del nuevo mundo Kass.
La voz de Escape se disolvió en la estática, y el ascensor dejó de temblar, así como las luces volvieron a la normalidad.
Kas levantó la mirada, el elevador no tenia techo y podía ver como pasaban los anillos de luz de los fluorescentes uno tras otro, como si estuviese dentro de un túnel a otra dimensión.
Más arriba, ya cerca del final, una luz distinta a todas las demás, cálida y confortante, lo envolvió. Era una calidez inusual y agradable, llena de vida. Era la puerta a un nuevo mundo, la puerta a su libertad.



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lunes, 17 de octubre de 2011

La teoría del cuarto de baño.


¡Llego la hora de los pronósticos apocalípticos! En este caso la advertencia viene de un respetado hombre de ciencia, así como escritor de ciencia ficción. Isaac Asimov. El tipo planteó algo sumamente interesante sobre la sobrepoblación humana. Y aseguró que, mientras más seamos, mas mal la vamos a pasar. Viviendo en condiciones cada vez peores y desestimando la vida de un individuo, puesto que vamos a ser tantos individuos que ya va a dar igual que unos cuantos se mueran por aquí y por allá, ósea, la declinación total de la importancia de la vida humana.
Es casi gracioso pensar  que un par de siglos vamos a estar todos apretaditos en nuestros respectivos continentes, saturando cada metro cuadrado, y que, después de un par de siglos mas ya vamos a ser tantos que la fuerza gravitatoria de nuestro planeta no va a poder contenernos y por tanto vamos a salir despedidos hacia el espacio de a puñados XD.
Perdón, delirios míos.

 ¡Eeeh!, creo que conosco a ese tipo, el que esta justo ahí.


Aquí un video donde se explica lo que el ilustrado Asimov nos quería transmitir a nosotros, las ingenuas y glotonas generaciones del mañana.




Pues sí, es interesante relacionarlo con los problemas ambientales, la tala de bosques  y la depredación de nuestros recursos naturales. Un amigo  anda metido en ese tema y tiene a los de Green pace cascoteándole todo el día. Personalmente creo que estos tipos y sus empresas hacedoras del mal para la madre tierra no son más que los que surten la demanda de las masas ¿Cómo dejar de arrasar los recursos, si tienes miles de millones de personas que te exigen vivienda, comida, energía y transporte? A demás de que te van a dar montañas de dinero por hacerlo. Yo intento ser siempre neutral o no meterme a la hora de tocar estos temas (soy pésimo debatiendo y planteando argumentos) pero a mí me parece que la cosa esta en que las masas dejemos de tragar tanto, o por lo menos de multiplicarnos tanto. Si no hay demanda no hay surtido,  y menos surtido es menos destrucción ecológica.
Claro, es inviable (o eso creo) que rebajemos nuestro estilo de vida, o que por otra parte, repartamos mejor los recursos (porque también es cierto que la mayoría de las personitas de la grafica viven a la miseria) a mi me parece que lo que se podría hacer seria dejar de procrear en primer lugar. También enseñar en los paisas más superpoblados como se usa un condón o una pastilla anticonceptiva y finalmente repartir mejor lo que le robemos a la madre naturaleza (aunque esta última la veo poco probable)
Con lo del espacio, esa me parece la menor de las preocupaciones. ya haremos ciudades verticales, bajo el mar, bajo la tierra, o de ultima en el espacio exterior.

Es un tema apasionante la verdad, de esos para hablar durante horas para luego no llegar a ninguna parte o a resultados que nunca pasaran más allá de esa charla. Un lindo tema de discusión para un domingo por la tarde.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Cyber-Alma. Capitulo 6

 La historia está llegando a su fin, y aunque a mí mismo me hubiera gustado que continuara, ya estamos en la recta final, el desenlace del relato ¿quién es el bueno y quien el malo? ¿Qué va a ser del destino de nuestros personajes? 
Redoble de tambores, los misterios saldran por fin a la luz.

                                                                                

 Capitulo seis: Por tu bien.


En el inmenso cyber-espacio del Bastión, Gála se movía a la velocidad del rayo cruzando a través de infinitos pilares de datos y pasando entre inmensos conglomerados binarios que ondulaban como nebulosas digitales en el inacabable cosmos virtual.
Volando envuelta en un haz de luz se dirigió hasta lo que, a lo lejos, se veía como un gigantesco cubo flotando en ese espacio. Al ir acercándose cada vez más la visión del cubo este fue fragmentándose, lo que mostraba que estaban hechos por millones de cubos más pequeños y separados a distancias iguales unos de otros. Al llegar se metió por los pasajes de esa ordenada conglomeración de estructuras cuadradas, que vistas de más cerca se volvían a dividir y subdividir en cubos cada vez más diminutos. Entre ellos pasaban otros resplandores de luz, algunos con suaves ondulaciones, otros como ondas sónicas que dejaban lumínicos círculos por donde pasaban, y otros como relámpagos encendidos.
Todos eran inteligencias virtuales, desplazándose de un lado al otro a distintas velocidades, pero la mayoría con bastante prisa. Gála podía notar que se movilizaban con más agitación que de costumbre. Mientras seguía su camino entre las pasarelas que se formaban entre los cubos recibió mensajes de muchos virtuales, la mayoría incompletos o parcialmente borrados por la inestabilidad del sistema, y otros explicándole los extraños sucesos que ocurrían tanto en el espacio virtual como en el físico. Nadie decía nada realmente útil, como que era lo que estaba ocasionando semejante alboroto.
Gála llegó hasta el centro de la inmensa multitud de cubos, este estaba representado por una estructura en forma de rombo tridimensional, girando lentamente sobre su propio eje. Se introdujo en la estructura, y el rombo se inundó de luz celeste, con un brillo intenso que no tardó en alcanzar a los cubos más próximos, y estos también comenzaron a brillar. Pronto, la luz se extendió más allá de forma similar a una explosión en cámara lenta, hasta acaparar a la totalidad de los cubos.
En ese momento miles de millones de hilos de luz celeste salieron disparados del enorme cubo en todas las direcciones, traspasando las titánicas nebulosas binarias y alcanzando los confines invisibles del espacio digital.
Todo esto era una de las medidas extremas que Gála podía utilizar para dar un vistazo a todo el Bastión. En ese momento ella podía ver y detectar todo, estar en todos y cada uno de los rincones de la instalación y más allá, monitorizando tanto lo virtual como lo físico.
Una infinidad de datos en audio, textos e imágenes estáticas y en movimiento aparecieron cruzando ante ella a una velocidad de vértigo, tan deprisa y amontonada que ni el ojo ni el oído humano alcanzarían a distinguir nada. Estaba buscando el origen del problema, y sin duda alguna lo encontraría, era solo cuestión de tiempo.
Pasó un rato cuando entonces una imagen se plantó ante ella, deteniendo al instante la frenética sucesión de datos. Parecía una fotografía, la fotografía de un triangulo color rojo puro invertido y con círculos negros a los lados, era todo lo que se veía, mas allá el fondo era oscuro. Gála estudió la imagen detenidamente, algo hacia que le costaba trabajo a sus sensores determinar si era digital o física.
De pronto la supuesta fotografía del triangulo pestañeó con sus ojos circulares, y Gála se apartó un poco del cuadrado flotante donde se proyectaba la imagen.
- llegó el momento – habló Escape, su voz era tranquila, pero sus ojos de repente se mostraron cargados de determinación. Gála entendió que estaba dentro del espacio virtual, su territorio, y no solo eso, sino que no estaba ante una imagen, ¡lo tenía justo en frente! Reaccionó de inmediato.
- ¡iniciando protocolo de elimina…!
No acabó de dictar el procedimiento, cuando una poderosa onda expansiva, proveniente de Escape, estalló ante ella y la mando fuera del rombo tridimensional. La onda rojiza salió también y siguió expandiéndose hasta llegar a proporciones descomunales, haciendo que los virtuales circundantes se desintegraran… Y todo el cyber-espacio se estremeció.
Cuando Gála se estabilizó a sí misma y logró retomar el control de lo que le rodeaba Escape ya no estaba.

Kass se removía en su camilla con inquietud. Tenía ganas de quitarse el suero y largarse para hacer algo. Sabía que una confrontación entre Escape y Gála era inminente, y tenía que estar ahí cuando sucediera. Aunque siendo los dos entes no físicos era poco probable que Kass pudiera encontrarlos.
La unidad de sangre estaba ya casi vacía, pero el robot que sostenía el paquete plástico todavía no se movía ni hacía gestos de querer dejarlo ir. Transcurrieron otros insufribles treinta minutos hasta que por fin el autómata medico dejó su estado inerte, y con suma precisión le retiró la intravenosa a Kass para luego poner un pequeño parche de color piel donde había penetrado la aguja.
Kass se levantó de la camilla, estaba en calzoncillos y en el muslo derecho se dejaba ver una llamativa porción de costras y piel enrojecida alrededor, sin embargo no sentía molestia ni dolor. Caminó hasta una taquilla en un extremo de la enfermería donde ya estaba esperándolo el mismo juego de chándal que había dejado en el otro vestidor. Volver a vestirse le tomo solo unos segundos.

De repente una parte de la pared de la enfermería saltó hacia arriba y se metió por el techo emitiendo un ruidoso chasquido de engranajes. Kass se dio media vuelta y vio al holograma de Escape en el espacio que quedó al descubierto, con su platillo sobre un suelo mohoso y amarronado que estaba a penas separado de un suelo inmaculadamente blanco y pulido.
- ¡rápido, métete aquí! – apremió Escape con prisa, mirando a los lados con inquietud.
- no – fue todo lo que le contestó Kass, y se plantó en el lugar.
- no hay tiempo tienes que venir ¡rápido! – exclamó el holograma farfullando. Estaba visiblemente apresurado, como si le pisaran los talones, pero Kass no se dejó llevar tan fácilmente.
- me vas a explicar ahora mismo que estás haciendo aquí. Porque lo haces y que quieres de nosotros – le encaró el joven con actitud muy seria y algo encolerizada. Esta vez Escape no habló – hasta ahora fui lo bastante curioso e ingenuo para seguirte la corriente, pero ahora estas involucrando a todos los que conozco. ¿Pretendes algo, o es que solamente estás loco y haces eso para tu diversión?
Mientras Kass miraba al holograma con el seño fruncido, Escape no salía de su asombro. Ambos permanecieron en silencio unos asfixiantes segundos, hasta que fue Escape el que habló.
- bien, iba a decírtelo de todos modos… pero tienes que entrar aquí adentro, me están buscando por todos lados.
-  no importa si estás aquí o detrás de un muro, Gála te encontrará igual.
- ¡vaaaamos, no te pongas en mi contra estando tan cerca!
- ¡¿cerca de qué?!
- si entras te lo digo – insistió Escape como un niño caprichoso.
A regañadientes Kass se metió por la abertura y la pared volvió a caer con todo su peso a sus espaldas.
- el Bastión es un caos por tu culpa – le increpó Kass mirando a Escape, que lo miraba desde más abajo, flotando sobre su platillo.
- errr…. Era necesario, tu amiga iba a matarme en el preciso momento en que me encontró. Lo hubiera logrado de no ser porque tenía una carta bajo la manga – Kass no le preguntó de qué se trataba, pero de todos modos se lo dijo – arrojé un pulso electromagnético para alejarme de ella en la confusión. Solo tenía uno pero funcionó muy bien… y también acabe con cinco mil petabytes de memoria, pero eso fue sin intención.
- ¿pulso electromagnético? ¿Qué fue lo que le hiciste? – preguntó Kass entre preocupado y enojado.
- a ella no le paso nada, está muy bien protegida contra estas cosas. Pero un buen número de virtuales que andaban por ahí se obliteraron al instante.
- ¿Por qué tengo que seguir aquí y hacerte caso si te dedicas a eliminar a mis amigos y hacer un revoltijo en el Bastión?
- para salvarte.
- ¿para salvarme? Estas destruyéndolo todo, ¿qué tiene que ver eso con salvarme?
- es… mas com-comcomcomcomplicado de lo que crees. Todo esto se trata de ti Kass. Todo este lugar se puede ir al infierno, y tus amigos se dejarían destruir gustosos si con eso aseguraran tu bien estar. Porque ellos, yo, y el Bastión solo somos objetos. Tú por el contrario eres un ser vivo, único e irrepetible. Y mi propósito es que tú estés donde tienes que estar.
Escape hablaba con voz centrada, sin atisbo de esa jovialidad casi absurda, era casi hipnótico escucharlo, y el mismo parecía estar influenciado por sus propias palabras. La ira de Kass se fue desvaneciendo poco a poco.
- ¿cuál es tu propósito? ¿De qué quieres salvarme? – le preguntó Kass.
- mi nombre lo dice todo, mi propósito es asegurar tu escape de este lugar, y salvarte de convertirte en un sirviente del Bastión.
Kass no entendía nada, a penas y le veía sentido a lo que decía su interlocutor. Se quedó en silencio, negando con la cabeza lentamente, con la mirada perdida.
- mira, voy a tener que disculparme contigo, pero te mentí al igual que los otros. Lo hice porque si te decía toda la verdad de una sola vez no serias capas de digerirlo todo, y tal vez aun no lo seas. Espero que estés preparado: todo lo que dijeron es un engaño, nunca hubo ninguna pandemia, nunca existió una extinción de orgánicos… el mundo ahí afuera sigue tan vivo como siempre lo fue, y tú, eres un sujeto de pruebas, una rata de laboratorio. Y cuando terminen de programarte serás solo otra unidad de mantenimiento encargada de engrasas pistones y formatear computadoras, así hasta que mueras. Tus amigos saben lo que de verdad pasa ahí arriba, y te lo ocultaron todo para que nunca salieras, no sé porque lo hacen, pero te estás perdiendo de todo lo que pasa ahí arriba. Te están privando de ser un humano como los demás, de tener una vida propia y explorar a tus anchas un sin fin de lugares y cosas.
- no…
Kass se sentó lentamente en el suelo mugriento, con los ojos en blanco, Escape lo miró, compadeciéndolo.
Lo que acababa de revelarle era simplemente demasiado. ¿De verdad le habían mentido todo este tiempo?, ¿en realidad nunca existió la enfermedad que arrasó con la superficie?, entonces, ¿Porqué lo engañaban de esa forma? No podría terminar de asumir lo que acababa de escuchar, no podía. Una avalancha de recuerdos arremetió de pronto en su cabeza, entre ellos se encontraba miles de momentos vividos en el Bastión, y entremezclados con estos las imágenes nublosas que recordaba con debilidad. Imágenes del mundo que creía muerto, y que ahora parecía volver a la vida de un momento a otro.
- no puedo creerte así nada más. Necesito pruebas – exigió Kass levantando la vista del suelo.
- no tengo nada conmigo para mostrarte que arriba todo sigue respirando, pero puedo decirte que este sitio nunca fue construido para ser un refugio gigante para multitudes de personas como te contaron. Si fuera un refugio de tales características, tendría una forma muy diferente, existirán oficinas, hogares, lugares sociales y muchas otras cosas que aquí no están. Solo hay lo indispensable para que una sola persona viva y transite por aquí.
- Hontley me dijo que todo fue rearmado cuando se asumió que nadie entraría.
- entonces si tienen la capacidad de modificar la estructura de forma tan radical ¿porque hay talleres y almacenes improvisados por aquí y por allá si pueden moverlo todo y ponerlo en lugares más convenientes? La instalación no tiene ese nivel de reensamblaje y los lugares vacíos fueron hechos para que los robots las llenaran desde el principio. A demás nunca te dijeron lo del segundo distrito, de la zona industrial, los pulgones, de porque no hay superficies reflejantes… ¿no te parece raro? – Kass no le contestó – todo lo que hicimos tú y yo fue para preparar el camino a tu liberación, eres como ese gorrión que escuchabas por las noches. Un pájaro enjaulado en una prisión cibernética que le muestra que no hay nada más allá, que le dice que no necesita sus alas. Cuando la criatura nació en realidad para volar a donde quiera – proclamó Escape empecinado en convencer al joven - ¿no quieres ir a echar un vistazo ahí afuera, solo para ver cómo es? – agregó al último, con un ligero tono de malicia en la voz.
Kass sintió el impulso, y esas imágenes que se amontonaban en su cabeza empezaban a gritar con fuerza, alentándolo a que lo hiciera. Ya no podía estar como si nada en el Bastión sabiendo que arriba rebullía un mundo nuevo e inexplorado. No sabía lo que le deparaba el futuro, y no quería seguir pensando en eso, la idea de ver cómo eran los seres humanos de la superficie y los millones de orgánicos lo embriagaban, al mismo tiempo que tenía la pesada sensación de que no había marcha atrás, ya nada sería igual…nunca más.
- bien… iremos arriba. Pero no quiero que sigas dañando nada ni a nadie.
- prometo intentar no hacerlo – dijo Escape solemnemente.
- en especial a Gála.
- tendremos suerte si ella no termina lastimándonos a nosotros.
- eso no va a pasar.
- ¿nunca notaste como es contigo?
- por eso lo digo, ella me quiere, no va a hacerme daño.
- ese afecto hacia ti la vuelve más peligrosa todavía. No tienes idea de cómo te quiere… hasta podría jurar que está enamorada de ti. Ya sé que no conoces esa palabra, es el término de una emoción muy fuerte y retorcida en los humanos. El amor hace que hagan cosas extremas e incoherentes. Si ve como lo que más ama se está alejando, ni me quiero imaginar de lo que es capaz.
- enamorada… - murmuró Kass - pero… ella no es humana, no podría sentir algo como eso a no ser que…
- sospecho que de alguna manera la interacción constante contigo y algunos otros factores la desestabilizaron y le dieron esa capacidad emocional mas allá de su programación de psicológica artificial. Y si es capaz de dejarse guiar por la inestable emoción solo quiere decir una cosa – Escape estaba por decirlo, pero fue Kass el que pronunció las palabras, que le salieron casi en susurros, con mucho estupor por lo impactante de la conclusión.
- ella esta corrupta.
- así es. El Bastión esta bajo el mando de una inteligencia corrupta y si así lo quiere puede echarlo todo abajo para sepultarnos aquí. Tenemos que ir con mucho cuidado. Mira, pulsa el botón negro que está en un borde del platillo.
Kass se agachó hasta el objeto aplanado y avistó el pequeño botón redondeado. Acercando su índice lo pulso.
La lente donde se proyectaba Escape soltó un chasquido y dio un pequeño salto apenas visible, quedando sobresalido del resto del platillo. Este le pidió a Kass que levantara la lente, y al hacerlo levantó también una correa que estaba bien enganchada a extremos opuestos de la lente.
- póntelo en la muñeca – le pidió Escape, que seguía proyectándose y su voz salía por un pequeño micrófono en una parte de la correa. Kass estiró la elástica correa y deslizó su mano izquierda por ella hasta dejar la lente bien sujeta a su muñeca. Le quedaba como un extraño reloj.
- esta vez iré contigo, tengo todo mi ser en este objeto, así que si se llega a romper estoy muerto, y no hay copias de seguridad de mi mismo.
- entendido.
- esto es emocionante – dijo Escape de pronto, de forma muy animada.
- ¿porque estamos por salir del Bastión?
- no, porque estoy montando un humano ¡asombroso! ¡Arre, arre! – Kass lo miró con recelo.
- ehh perdón.

El holograma se retrajo hasta desaparecer dentro de la lente de vidrio, y Kass salió del escondite cuando la pared volvió a levantarse. Le parecía extraño que Gála o cualquier otro autómata no los hubiera encontrado ya, e imaginó que Escape había maquinado alguna clase de distracción para ganar tiempo. Al llegar a la compuerta de la enfermería se detuvo, dudoso de crúzala.
- ¿cuál es el plan? – le preguntó Kass levantando su muñeca. Escape volvió a proyectarse, pero ahora a una escala mucho menor que cuando estaba en el platillo, era como su versión de bolsillo.
- el plan es que corras lo más rápido que puedas hasta llegar al elevador principal de la instalación – le contestó.
- ahh, espera. Todo ese sigilo de hace un momento… ¿y ahora me pides que simplemente corra por los pasillos y salga por lo que seguro es la puerta más grande y vigilada? – Escape asintió enérgicamente - ¿no se te ocurre nada mejor que eso, algo para pasar un poco mas inadvertidos? – el holograma le respondió negando con otro movimiento de su simétrica cabeza flotante.
- me gusta improvisar. Todavía tengo un par de trucos si la cosa se pone fea, pero como tú mismo dijiste: no importa donde estemos, nos encontraran. Así que en lugar de perder el tiempo saltando de sombra en sombra vamos a por el camino rápido. Nos verán de todos modos. Pero te advierto que no tienes que pararte ante nada, no importa lo que te digan, no te detengas… bien, ¿estás listo? ¡Entonces andando!
Escape desapareció otra vez, y tras abrirse la compuerta, Kass salió disparado como una bala por el pasillo hexagonal. Salió tan precipitadamente que no vio la casi invisible pared verdusca que estaba a solo un metro de la compuerta. Era la luz de un escáner láser, normalmente usado por los virtuales. Kass se dio cuenta muy tarde de que lo había atravesado, y solo dos segundos después de hacerlo saltó una alarma seguida de la voz de un virtual.
- ALERTA DE PRIORIDAD, SE HA DETECTADO A LA ENTIDAD ANÓMALA EN EL SECTOR E-8.- vociferó con rotundidad robótica.
Kass comenzó a correr como loco otra vez, doblando en las esquinas casi sin disminuir la velocidad hasta que se metió por un pasaje que lo llevó directo a uno de los amplios pasillos principales
La voz de otro virtual se escuchó sonoramente sobre su cabeza.
- EL ANÓMALO SE HA DETECTADO EN UN OBJETO EN POSESIÓN DEL RESIDENE, UNIDADES FISICAS CERCANAS: CONTENGAN, EXTRAIGAN, ELIMINEN.
- me descubrieron más pronto de lo que pensaba – dijo Escape, su voz salía del brazalete pero no estaba proyectado.
- esto es una locura – exclamó Kass con visible temor en el rostro – nunca escuché a los virtuales con ese tono tan… siniestro.
- no te quedes parado, toma el camino de la izquierda y sube por la siguiente escalera. Los robots que envíen no te harán daño pero a mi si, BZZZZZ ¡mantente lejos de ellos!
En ese preciso momento un puñado de robots de diferentes clases apareció en una esquina a unos treinta metros de Kass y Escape. El joven ahogó un grito de sorpresa y tiró hacia la izquierda lo más aprisa que le permitían sus piernas.
A aquellos robots los conocía muy bien, eran amigos suyos y sabía que no estaban hechos para la tarea que les estaban encomendando los virtuales, cosa que denotaba lo serio que se estaban tomando el asunto. Estaban usando todos los recursos, lo que tuvieran a la mano para atrapar a Escape. Los robots perseguidores eran de mantenimiento, de reparación y reciclado, ninguno estaba hecho para alcanzar a Kass, y fue fácil dejarlos atrás luego de llegar a la escalera y seguir por un nuevo pasillo. Sin embargo no paso mucho hasta que más perseguidores aparecieran, esta vez sobre los carriles superiores del amplio techo y subidos sobre transportes.
Kass los perdió cuando Escape le mandó entrar por una compuerta a la derecha. Adentro de ese lugar había un entrepiso sin barandales y mas allá una sala varios metros más  abajo que estaba poblada por largos caños resplandecientes que ascendían desde el suelo hasta el techo. Kass saltó por el borde del entrepiso sin vacilar, y se sujeto al caño luminoso más próximo. Se deslizó trazando vueltas sobre el largo cilindro hasta llegar al piso. Una vez ahí siguió su carrera hasta la salida.
- ¡espera! – gritó Escape de pronto.
Kass dejó de correr y levantó la muñeca a la altura de su pecho para ver al holograma.
- ¿Qué pasa ahora?
- nos tienen rodeados.
- ¿estás seguro? – le preguntó con la esperanza de que fuera solo un delirio suyo.
- completamente. Todos los pasillos están cortados por robots.
- puedes abrir una entrada para ir tras las paredes y así evitarlos.
- ya lo intenté, los virtuales también nos siguen y bloquean mi contacto con los comandos estructurales de la instalación. Ya me lo esperaba, esas distracciones que dejé no distrajeron lo suficiente, seguro tenemos a más de la mitad de todos los autómatas a nuestro alrededor ahora mismo.
- entonces se acabó, si nos vigilan a cada segundo y nos bloquean el paso ¿Qué alternativa tenemos?
- yo siempre tengo alternativa. Pero esta es menos elegante y dejara los pisos un poco sucios.
- sea lo que sea mejor ni lo intentes, te dije que no quería que daña…-
- ¡Ejecutar programa de barrido OPGHJK-998Y!
Entonces comenzó:
Por todo el Bastión comenzaron a sonar los ecos de estruendosas explosiones, como relámpagos en la lejanía que rebotaban en los inmaculados y tranquilos espacios de la instalación.
Una fila de robots bloqueaba uno de los pasillos formando un grueso cordón, cuando una porción de las paredes repentinamente se ahuecó estallando en una violenta bola de fuego que derribo a los más cercanos a la pared. La lluvia de esquirlas de metal y concreto pulverizado bañó a los robots, que inmediatamente fijaron su atención al recién formado boquete, que era considerablemente grande y vomitaba una espesa cortina de humo negro. Un robot se acercó rodando al agujero y aumentó su visión con sus tres ojos mecánicos. Al despejarse un poco la cortina de humo los autómatas contemplaron con total claridad incontables luces rojas en forma de V al otro lado del oscuro agujero.
En una ráfaga incontenible, un torrente de rayos rojos salieron disparados de la penumbra y despedazaron a todos los robots en cuestión de segundos, reduciéndolos a metal chamuscado y al rojo vivo.
Hordas de pulgones comenzaron a entrar al Bastión, avanzando rápida y vorazmente por el suelo, las paredes y el techo como un enjambre de hormigas devoradoras, atacando y destrozándolo todo con demencia incontrolable mientras chillaban de forma horripilante y se propagaban por los pasillos con eficiencia virulenta. Eso estaba pasando no solo ahí, sino en montones de lugares en toda la instalación. Las alarmas saltaron, anunciando problemas catastróficos.
Kass reconoció los ruidos que reverberaban por doquier, sabía que estaba pasando.
- ¡dejaste entrar a los pulgones! – gritó.
- Sipi.
- ¿Cómo… para que lo hiciste? Aquí el único orgánico soy yo - Exclamó Kass, estaba alarmado y confundido al mismo tiempo.
- lo que te pedí que buscaran en la zona pudenda era el programa que controla a estos bichos. Ya no le pertenecen al Bastión, están bajo mi control total. Pero tranquilo, los reprograme para que no ataquen orgánicos. En lugar de eso atacaran a todo lo demás.
- ¡páralos ya mismo! – exclamó Kass con urgencia.
- se detendrán solamente cuando los sensores de la salida detecten este dispositivo donde estoy. Si llegas rápido evitaras que lo destruyan todo. Así que no te quedes ahí parado si quieres salvarlos.
- lo tenias planeado – masculló Kass entre dientes – sabias que podría retractarme de no ir e hiciste esto para obligarme a salir aun si no llegara a querer.
- y también así garantizo mi propia supervivencia – agregó Escape con indiferencia, como si no le importara en lo más mínimo la presión que caía sobre Kass – piensa que puedes llegar a la salida, pero si llegas sin mí, quiero decir, con el brazalete roto o desactivado, los pulgones no pararan hasta destruirlo todo. ¿No está mal eh? ¡Soy tan ingenioso que me asusto! – dijo antes de proferir una risotada maniática.
Kass comenzó a correr otra vez, ahora tan deprisa que no le importaba cruzarse con robots del Bastión o con los pulgones de la zona industrial. Todavía quería salir para ver el mundo exterior, pero ahora se le había sumado la responsabilidad de ir hasta allí para detener la invasión. Pese a lo terrible del método, tenía que reconocer que era eficaz, ahora absolutamente nada, ni sus amigos, ni Gála, podían detenerlo. Tenía que salir, por él, por ellos.