En las fronteras del descubrimiento parte dos
Allí, parado sobre una base metálica y ante ellos, se erguía un espejo oval lo bastante grande como para que ambos se reflejaran en su superficie. Kass se quedó boquiabierto, y casi deja que el platillo donde se proyectaba Escape se le cayera de la mano.
- te presento a Kaspar, un ser humano, el ultimo de todos según dicen, y el residente del primer distrito, El refugio.
- e-ese soy… ¿soy yo? – preguntó el chico tartamudeando. Dejó a Escape en el suelo y se acercó al espejo.
Kass se encontraba totalmente pasmado, era la primera vez en su vida que veía su propio rostro, su reflejo completo. No sabia del color de sus ojos, que eran de color azul oscuro, nunca había visto sus dientes permanentes, cuyos bordes se veían algo desmaltados, seguramente por la falta de calcio. Posó la mano sobre su mejilla pálida y deslizó sus dedos lentamente hasta el mentón, ahora dándose cuenta de lo limpia y sedosa que era. Siguió examinándose durante un rato, mientras Escape miraba en silencio, otorgándole ese tiempo que Kass necesitaba para reconocerse así mismo.
- nunca me pregunté realmente porque en el Bastión no hay reflejos… nunca me importó, pero esto es mas de lo que esperaba. Creía que me parecía a ellos, no se porque ni tampoco me lo podía imaginar, pero sentía que me veía como alguno de ellos. – confesó Kass de repente, sin dejar de mirarse al espejo, viendo como se movían sus labios al hablar.
- ¿ahora me crees?
- si – respondió Kass sonriendo, había recuperado toda la certeza de que el holograma era algo que podía ayudarlo a entender cosas, y no un autómata corrupto que decía incoherencias – ¿Qué es humano?
- humano eres tú – le contestó con paciencia.
- siempre me dijeron que era un orgánico.
- existieron miles de millones de formas orgánicas, tu perteneces a los orgánicos racionales, los únicos que eran capaces de ir mas allá de los instintos. Ellos les pusieron nombre a todos los demás orgánicos y también a ellos mismos. Tu, ellos, se llaman humanos.
- humano… - repitió Kass casi en susurro – suena raro.
- ustedes son raros – repuso su interlocutor ladeando la cabeza triangular.
- ¿como apareció este espejo aquí, tu lo moviste?
- me siguió de camino hasta aquí y decidí quedármelo. Ahora levántame, vamos hasta aquella ventilación.
Kass levantó el platillo del suelo y los dos fueron hasta un rincón de la habitación iluminada por el solitario bombillo.
- ¿ves esa reja de ventilación sobre nuestras cabezas? Te vas a meter por ahí y vas a buscar algo por mí en el cuarto de control de seguridad. Voy a ayudarte a llegar ahí así que tienes que usar esto.
Una parte del platillo se desplazó hacia fuera, mostrando una superficie plana donde había un pequeño aparato.
- este es un auricular inalámbrico, póntelo en la oreja. Voy a hablarte por ahí y tu me iras contando lo que ves por el camino para que yo te diga por donde ir y te advierta de los horribles peligros mortales.
- ¿que fue lo ultimo que dijiste? – le preguntó Kass con aprensión a la vez que tomaba el auricular.
- eeehh… hay una pequeña probblbblbblabilidad de que el camino no sea del todo seguro. Peeeero no es algo que tenga que preocuparte, solo relájate y huele el azufre. – le dijo con tono optimista.
Kass volvió a dejar a Escape en el piso de hierro y flexionando las rodillas se impulsó de un salto hacia arriba, y con la palma de ambas manos golpeó la rejilla, descolorándola de su sitio. Volvió a saltar y se sujetó a uno de los bordes, tensó los brazos y se metió entero en el claustrofóbico espacio cuadrado.
- ¿me escuchas por el aparato chico? Resonó la voz de Escape por el auricular enganchado a la oreja de Kass.
- dolorosamente fuerte y claro, ¿puedes bajarle el volumen un poco? – le pidió Kass acomodándose el auricular.
- ya esta. Ahora muévete por el conducto de la derecha. Vas a ver otras salidas de ventilación iguales a la que acabas de entrar, cuando pases cuatro de esas me avisas.
Kass se metió gateando por el conducto, que era oscuro y una corriente de aire cálido lo recorría continuamente, produciendo un lejano aullido.
Al llegar a cada una de las salidas de ventilación se detenía un momento para ver si había algo interesante. Llegó a ver un tramo de pasillo sombrío y moteado de partículas de polvo flotantes. También un baño, donde el inodoro estaba partido en dos y el suelo estaba parcialmente inundado de aguas sépticas. Luego vio un espacio donde se movían filas de bandas transportadoras sobre las que transitaban pilas de chatarra grasienta. Al llegar a la cuarta rejilla se encontró bajo lo que parecía una amplia piscina de fuego. Estaba sobre un enorme recipiente de metal fundido que burbujeaba y manaba un calor insoportable. Junto al recipiente podía ver cómo una banda transportadora movía docenas de moldes que servirían para dar forma a vigas y planchas de metal.
Se alejó gateando rápidamente de esa rejilla y le habló a Escape para comunicarle que ya había pasado las cuatro.
- bien, - dijo el holograma - más adelante hay una intersección que va a la izquierda y otra a la derecha… no tomes ninguna. Sigue recto hasta que el conducto termine en otra salida de ventilación.
Kass así lo hizo, y avanzó por el conducto unos veinte metros hasta que vio las rejas horizontales al final, donde se colaba un resplandor verdoso. Continuó hasta llegar y miró entre las rejas.
Vio que más allá había una especie de plataforma de no más de tres metros de diámetro. El piso era una gruesa plancha de acero ennegrecido y no había pared alguna más que la que contenía al conducto, en el lugar de las otras paredes no había nada, la vista se perdía en una negrura pavorosa, era como ver hacia la nada infinita del espacio desde una saliente en la superficie vertical. Bajo el suelo de la plataforma salían algunos cables gruesos que se perdían en aquella oscuridad, seguramente estaban conectadas a distantes paredes u otras plataformas, pero la única luz que había en todo el lugar era la que brillaba de unos monitores planos montados sobre una mesa-teclado en el extremo opuesto de la cuadrada plataforma.
Kass estaba por retirar la rejilla y bajar, cuando vio moverse algo en el suelo se metal. Era una cosa como un bulto pequeño, que se desplazaba con ligereza y sigilo, moviendo su cabeza a los lados con suma cautela. La cosa se irguió sobre sus ancas traseras y levantó el hocico para olfatear el aire.
- Escape, hay algo del otro lado de la rejilla – susurró Kass tratando de contener la emoción, esperando que la cosa no lo detectara – es algo pequeño que parece estar cubierto de alguna pelusa y arrastra algo largo como su cuerpo parecido a un cable o algo así. Se mueve muy extraño – de repente la cosa se giró a donde estaba Kass y este cerró la boca de inmediato, entonces Escape le contestó.
- eso es una rata, si te sorprende tanto quizás sea porque también es orgánica, como tu.
- imposible – repuso inmediatamente el joven sin subir el tono de voz – los informes de las sondas dicen que no queda vida alguna.
- las sondas barrieron la superficie, pero no aquí adentro. La zona pudenda esta repleta de alimañas que viven gracias a los filtros de aire y la materia orgánica que sus propios cadáveres producen.
- ¿cadáveres? – preguntó Kass con ingenuidad.
- la parte fea de la vida es cuando se termina, y los orgánicos dejan sus cáscaras tiradas por ahí para que otros orgánicos la devoren… es una cosa repugnante. Sal de la ventilación.
Kass se dispuso a retirar la rejilla, cuando comenzó a escuchar un pitido en crescendo. En el lapso de unos pocos segundos el agudo pitido creció en intensidad y volumen, entonces tronó un estallido de electricidad con la fuerza de un disparo.
Kass no reaccionó a tiempo para ver de donde venia, pero sus ojos captaron un encendido fulgor rojo. Lo siguiente que vio fue a la rata que se había convertido en un amasijo desparramado de carne quemada. Kass se quedó sin aliento, y la voz de Escape chisporroteó en su oído.
- ¡escuché eso, hagas lo que hagas no hables, no muevas ni un músculo, contén la respiración si puedes y BZZZZZZespera a que se vaya! – Farfulló.
Kass se petrificó al instante, obedeciendo las órdenes de Escape. Lo único que todavía movía con nerviosismo eran sus ojos, que buscaban en todos lados lo que había producido el fulgor y chamuscado a la criatura rastrera. Escuchó un suave traqueteo, como pisadas de algo con muchas patas, entonces una de esas patas aparecio por un lado y se precipitó estruendosamente contra la rejilla, pero solo para seguir de largo. Era como un tentáculo de metal compuesto por muchos anillos, que terminaban en tres dedos planos y romboides, según lo que pudo ver en ese instante.
La nueva criatura, visiblemente más grande que la rata, bajó por la pared y se desplazó hasta los restos humeantes que ensuciaban el piso. La razón por la que Kass no lo había visto era porque estaba sobre la pared, justo arriba de la ventilación. Había tenido suerte de que la rata hubiera aparecido, de lo contrario él y ese depredador desconocido se hubieran encontrado.
Al verlo, Kass comprendió que la criatura era indiscutiblemente mecánica, pero era muy diferente a cualquier robot que había visto en el pasado. La forma de su cuerpo era redondeada y rechoncha, Kass solo pudo compararlo con un foco regordete de un color lechoso y sucio pero de aspecto sólido, con seis patas largas y tentaculares que partian de un mismo punto en la parte inferior y una cabeza en la zona donde iría la rosca del foco.
- a esos bichos infernales los llamo pulgones. No se como se llaman en realidad, son parte del sistema de seguridad. Cualquier ser orgánico que merodee por las zonas industriales es carne muerta si se encuentra con ellos – sabía que Kass no le contestaría para no llamar la atención del pulgón, así que siguió explicándole - ¿ves que tienen algo como una V corta en el lomo que brilla de color rojo?, es un color hermoso, ¡mi favorito!, pero es un arma, y dispara una lanza térmica que podría partirte a la mitad, solo mira lo que hizo con la rata. Si crees que te perdonaran por ser el residente entonces estas mal, están programados para liquidar cualquier cosa que este viva y pueda mordisquear los cables o fastidiar la integridad de la instalación, y como se supone que nunca saldrías de tu refugio estarías a salvo de ellos. En resumen: para sus sensores eres como una rata grande, si te ven no dudaran en matarte.
Kass se mordió el labio inferior y siguió mirando desde la relativa seguridad de su escondite mientras el pulgón se dedicaba a comer los pedazos de carne. Su cabeza era redonda y no tenía ojos, en lugar de eso había una serie de líneas horizontales que no parecían tener ninguna función. Más abajo tenia una hilera de dientes curvos y puntiagudos como agujas. Eran largos, tanto así que no podía verse si tenía mandíbula, pero parecía succionar la carne como si tuviera una aspiradora detrás de esos dientes horribles.
Cuando el pulgón acabó de tragarse a su presa se quedó fijo en su sitio… en dirección a la ventilación. Kass sintió una gota de sudor frío escurriéndose por su sien y miró fijamente al robot asesino, pero este no se movía ni un centímetro, como si supiera que él estaba escondido, y esperara a que diera el primer movimiento. Durante un instante Kass dudó. ¿Debía retroceder e intentar huir por los conductos?, ¿o acaso esperar y cerciorarse de que el pulgón había advertido su presencia? El insectoide no parecía estar apurado, y durante los siguientes quince minutos (que a Kass le parecieron eternos) permaneció completamente estático, mirando con sus inexistentes ojos hacia la boca del conducto, donde a Kass ya se le estaban durmiendo las piernas y la incomodidad de aquella estrechura lo incitaba a moverse un poco.
Finalmente, el pulgón se movió, y para fortuna del joven, lo hizo en dirección a los cables que salían de la plataforma. Se fue trepando por ellos con el sigilo y la destreza de un insecto hasta perderse en la penumbra.
- ya se fue, ahora si bájate de ahí – apremió Escape.
- ni yo lo escuche marcharse, ¿como supiste tu que se iba sin poder verlo ni oírlo?
- ¡yo que sé!
Kass retiró la rejilla y salió por fin de la ventilación. Movió sus piernas como para hacer que la sangre volviera a circular y se fijó en su pijama celeste. Estaba todo sucio de polvo y manchas de colores oscuros que de seguro eran excremento de rata.
- no sé como voy a explicar esto cuando vuelva – dijo Kass mirando la sedosa tela embadurnada de mugre.
- eso es lo de menos, ahora dirígete a la computadora que esta frente a ti. Vas a usarla para buscar el programa OPGHJK-998Y y lo vas a pasar en una unidad de almacenamiento, hay uno cuantos ya conectados, pasa el programa a el que quieras. Luego borra el programa desde ese terminal. Ya sabes como se hace.
Kass se puso a teclear a una velocidad febril sin quitar los ojos de la pantalla. En ella aparecieron y desaparecieron ventanas, carpetas de datos y textos enteros.
No le llevó mas de un minuto terminar y extraer la pequeña unidad donde estaban los datos.
En ese preciso momento unos sonidos familiares llegaron desde la oscuridad, era sonidos que hace poco había escuchado y todavía los tenia muy frescos en la memoria. Se trataban de esos chillidos seseantes que R.A.D. le había echo escuchar, los que los recolectores habían oído salir de las paredes.
- eehh… Escape – lo llamó Kass mirando a su alrededor. Los sonidos rebotaban en el espacio y parecían provenir de todas partes. El corazón comenzó a golpearle contra el pecho.
- estoy trabajando en eso, ¡aguanta!
Los chillidos eran todavía lejanos pero igualmente perturbadores, era como si una manada de horripilantes criaturas estuviese llamándose unas a otras para congregarse antes de atacar. Kass se guardó la unidad en el bolsillo de su pantalón y regresó a la ventilación. Al alzar la cabeza ahogó un grito de sorpresa. A pocos metros se encontraba una de esas V rojas, soltando su inconfundible pitido previo al disparo. Kass se agachó justo cuando una línea encendida como un alambre al rojo vivo salió de la ventilación con un estruendo. Se echó para atrás y cayó sentado. El pulgón, en todo su antinatural esplendor, salió del conducto emitiendo ese chillido agudo y seseante mientras hacia vibrar su hilera de dientes como anzuelos. Sin previo aviso el insecto de metal se lanzó hacia el joven con las seis patas desplegadas en una mortífera posición. Kass se tiró de espalda al piso y flexionó sus piernas cuando estas contuvieron la arremetida del pulgón que cayó con todo su peso, y como si se trataran de resortes las inclinó aun mas y las estiró enérgicamente, haciendo que el pulgón volara hasta el otro lado de la plataforma donde se dio contra la pantalla plana de la computadora, y esta se rompió echando chispas y vidrios rotos.
Kass se levantó justo para ver como el pulgón se incorporaba y volvía al ataque, levantando sus dos patas delanteras de manera amenazante. Aunque sus dimensiones eran similares a la de un recolector, el pulgón no se sentía para nada disminuido ante las diferencias de tamaño, y era muy probable que en una medición de fuerzas su maquinaria interna fuera mucho más fuerte que los músculos de Kass.
El joven retrocedió hacia la pared en tanto que su oponente lanzaba zarpazos al aire mientras se le aproximaba. A un par de metros Kass realizó una ágil maniobra saltando en dirección a la pared, y luego con una pierna se impulsó rápidamente al sentido contrario, lo que produjo un salto bastante alto. Aterrizó de pie a espaldas del pulgón y le propinó una fuerte patada en un costado. El insectoide se volcó y quedó panza arriba, y Kass continúo mandándole un torrente de patadas con el talón. Con cada golpe que del pie que le asestaba lo acercaba un poco más al borde izquierdo sin barandal de la plataforma. La criatura mecánica profería potentes graznidos mientras trataba de levantarse, pero Kass no se lo permitía, no podía concederle ni un segundo. Estando ya al final de la plataforma Kass le asestó una última patada y lanzó el pesado cuerpo del pulgón al vació.
Pero se había olvidado que la criatura no venía sola, y en la ventilación resonaron los ecos de más chillidos…
Llegaron muchos más del lado izquierdo, desplazándose sobre los cables con la ligereza que desearía cualquier equilibrista. Kass a penas podía ver sus formas, pero las luces que manaban de los lomos los delataban. Vio como se le acercaban docenas de lo que en la oscuridad parecían boomerangs flotantes de color escarlata brillante. Estaba impotente ante semejante número de adversarios.
- ¡ya esta! – se escuchó de pronto la resuelta voz de Escape.
- ¡a donde voy! – exclamó Kass retrocediendo hacia el lado derecho de la plataforma sin dejar de mirar a los pulgones, que seguían chillando de manera horripilante.
- vas bien. Cuando llegues al borde déjate caer –
- ¡esto es serio, se me están acercando! – farfulló Kass con la voz temblorosa.
- ¡que te tires! ¡SSSHHFFFFGGGHH!...
Kass se dio media vuelta y se dio cuenta que ya estaba al borde de la plataforma. Contemplo la horrible oscuridad que había allí, silenciosa e indiferente. Parecía estar esperándolo, como un enorme monstruo con la boca abierta, esperando a que él saltara a lo que seria su fin. Miró de reojo a sus espaldas y espantado vio como los pulgones llegaban a la plataforma y sin detener su avance se le acercaban más.
En ese instante, por primera vez en toda su existencia, Kass contempló directamente el temor a la muerte. Estaba petrificado por una sensación tan avasalladora y asfixiante que no podia mover ni un músculo. Ni siquiera su instinto podía gritarle que corriera, porque no tenia lugar al que escapar, a no ser que hiciera lo que Escape decía, y saltara al abismo.
Comenzó a escuchar los pitidos, tantos que no había manera de contarlos, estaban por fusilarlo ahí mismo. Ya no había tiempo, ya no había elección. Se dio media vuelta…
Y se lanzó al vacío.
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