Presagios parte 2
Al sonar un despertador que estaba incorporado dentro de la propia cama, Kass abrió los ojos lentamente, como si le pesaran una tonelada, y puso un gesto amargo mientras se sentaba sobre la cama con somnolencia. Las tres horas se le pasaron volando, y todavía no estaba recuperado del todo. Al bajar la mirada los ojos se le abrieron como dos platos. Había una visible mancha de sangre en las sabanas. Kass la tiró a un lado y vio que la herida se había abierto de nuevo, y aunque ya se estaba formando una costra superficial, durante su descanso había seguido sangrando sin que él lo notara. El realmente nunca había sufrido muchas lastimaduras de ese tipo, y menos una grande como esa. No sabía que la hemorragia continuaría aunque limpiara la herida. Tomó una de sus medias y la ató fuertemente alrededor de la cortada, y se levantó para vestirse con el chándal antes de que alguien se diera cuenta de que se estaba retrasando
Fue al baño a darse una ducha para sacarse la peste de se le pegó en la zona industrial del Bastión, y también para tener un pretexto de su retrazo. Pasó un buen rato en el baño, y estando ahí lamentó no tener un espejo, para ver como se veía y si no le quedaba alguna otra marca de su agitada incursión.
Al salir del baño fue derecho hasta el comedor y se devoro dos tazones enteros de papilla gris escasamente saborizada. Kass reflexionó un momento estando en la mesa, en completo silencio. La experiencia que había vivido resultó difícil, pero no era más difícil que lo que tenía que experimentar a diario. Había corrido por su vida, con el mismo fervor con el que corría en las pistas. Se había defendido contra los horribles pulgones, algo que también hacia casi a diario con los androides. Y había sorteado obstáculos que ponían a prueba su valor, tal y como ya lo había hecho en pruebas anteriores. Entonces si estaba tan acostumbrado, ¿Por qué se sentía tan agotado? Casi parecía que lo habían estado preparando toda su vida para una prueba así, y ahora sentía que la había pasado solo a duras penas. Quizás la diferencia era que en ese lugar oscuro y húmedo no estaba Gála, ni Hontley, ni ninguna medida de seguridad y su vida de verdad corría peligro. También que la emoción de ver un mundo nuevo lo había embargado más de lo que esperaba. En cualquier caso, la fatiga que sentía no era por causa física, sino mental. Había vivido demasiadas cosas en muy poco tiempo y todavía estaba digiriéndolas.
A su izquierda, una pantalla de computadora se encendió con el sistema C.E.I ya encendido, cuando Kass se acercó a mirar no le sorprendió mucho ver de quien se trataba.
Esc: Kass, se que estas ahí ¡contéstame!
Kass: aquí estoy ¿como estas usando el sistema? ¿No pueden detectarte?
Esc: si que pueden detectarme. Es más, ya me han interceptado tres virtuales de esta área.
Kass: ¡¿Qué?! ¿Cómo es que todavía estas aquí entonces?
Esc: fácil, los maté a los tres.
Kass: ¿Cómo que los mataste?!!! ¡No puedes hacer eso!
Esc: no hay tiempo para explicarte como, te quería avisar sobre una reunión que se esta dando lugar en la sala de monitoreo de la sección 3-Q. no te verán llegar, pero se sigiloso.
Kass: ¿qué clase de reunión?
Esc: solo digamos que quiero que veas el espectáculo.
Kass se apartó de la computadora y se fue corriendo por uno de los pasillos hexagonales. Antes de llegar a la sala de monitoreo aminoró la marcha y siguió acercándose a hurtadillas, mirando a lo alto por si no veía alguna cámara de vigilancia. La compuerta a penas hizo ruido cuando se abrió, y entró sigilosamente a la sala.
La sala tenía un entrepiso donde estaba Kass, agazapado. Una escalera caracol a un lado lo conectaba con un piso inferior donde había un espacio más o menos cilíndrico lleno de monitores de todos los tamaños cubriendo las paredes. Kass escuchó la voz de Hontley proveniente del piso inferior, y echándose al suelo se arrastró hasta asomar la cabeza por el borde del entrepiso. El robot estaba vociferando de una manera poco habitual, parecía exasperado, casi irritado.
- Una cosa es desviar momentáneamente el protocolo – decía mientras gesticulaba histéricamente con las manos, mirando al monitor más grande que brillaba con un tenue color celeste - eso está bien, hasta puede ser productivo para testear las reacciones emocionales y sus posteriores acciones. Pero lo que estás haciendo es poner de cabeza todo el estricto orden con el que nos regimos desde siempre. – Hontley parecía estar regañando, y Kass no tuvo que adivinar a quien se dirigía.
- y ahora te vas aponer a cuestionar mis métodos – le contestó Gála en el tono insolente de su personalidad adolescente – él está cambiando y nosotros tenemos que adaptarnos, no al revés. Te recuerdo que aquí la prioridad es él, no tú, ni yo, ni la instalación.
- ¿métodos? ¿Qué métodos? – Preguntó el robot escandalizado – lo que está sucediendo es libertinaje – le increpó señalándole con uno de sus esqueléticos dedos.
- exageras.
- lo del cumpleaños al estilo de los orgánicos es una cosa, pero cancelar todas sus obligaciones para usar el Bastión como un patio de juegos… y después de eso tú te desapareces esporádicamente sin importarte por ver lo que hace ni vigilar adecuadamente las funciones del bas…
- ¡no vuelvas a decir que no me importa! – le espetó la I.A con desden – soy la administradora de toda la instalación, no eres quien para contrariarme. ¿Qué ahora eres el papá de este lugar y quieres que todo sea como te plazca? A ver si te enteras, solo eres otra unidad física con una vida útil limitada.
Kass estaba paralizado ante aquella discusión tan agresiva entre los dos. En su vida jamás había visto a Hontley ponerse en contra de los designios de Gála, que era como su superior en toda regla y eso lo sabía muy bien. También era la primera vez que escuchaba a Gála hablar con semejante ferocidad, algo impropio hasta para su actitud humana usual. ¿Acaso le habían estado ocultando esa faceta de ellos todo el tiempo? siguió escuchando.
- ya entendí – dijo Hontley más tranquilo, pero igual de serio – estas anteponiendo tu desarrollo emocional por encima de tu pre-programación de administración. No eres la administradora, es como si fueras una orgánica en desarrollo manejando este lugar. Gála, Tienes que anular el chip de psicología emocional para volver a tu estado normal.
- ¡estoy normal, perfectamente normal, jamás estuve tan normal como ahora! – repuso Gála neciamente.
- no seré el administrador del Bastión, pero fui programado con una comprensión psicología y una personalidad ya desarrollada. En lo referente a las actitudes y emociones soy como el tutor y sé lo que está pasando. Si antepones tus emociones por sobre tu programación algo podría salir mal.
- como digas, oh sabio tutor – dijo Gála con rezumbando sarcasmo - Vamos a dejar esto para más tarde, voy a buscar a Kass para la prueba de hoy.
Kass dio un respingo en el sitio y comenzó a reptar en reversa para marcharse de la sala lo antes posible.
Logró salir de la sección 3-Q antes de que Gála lo encontrara.
- ¡hola Kass! – le saludo Gála con su simpatía habitual, ya no mostraba ninguna señal del arrebato de hace solo unos instantes.
- hola Gála – le saludo Kass torciendo algo que más o menos se parecía a una sonrisa.
- últimamente no hablamos mucho. Estuve algo ocupada en el mantenimiento de la instalación y bueno… ¿qué me cuentas?
- estoy bien…acabo de desayunar – respondió el joven, con lago de languidez en sus palabras.
- ¿dormiste bien? Te escucho algo cansado.
- tuve noches mejores. Dormí poco, pero estoy bien.
Los dos hablaron un rato más de cosas sin mucha importancia, y luego de que Gála le dijera el lugar donde seria la prueba Kass partió al vestíbulo donde guardaba su traje de una sola pieza, el que usaba siempre para las pistas de obstáculo y estaba equipado con sensores que controlaban sus funciones psíquicas y motrices. Una vez ahí comenzó a desvestirse, cuando una de las esferas de luz turquesa se deslizó por uno de los bolsillos de su pantalón mientras se lo quitaba. Kass vio a último momento como la esfera caía hasta golpear contra el piso haciendo un ruido seco. Dio un salto y se llevó la mano al pecho por el susto, y rápidamente se acercó a levantarlo para volver a meterlo en el bolsillo. Estaba tan cansado en el momento que estaba terminando su expedición que había olvidado deshacerse de ellas. Ahora que estaban adentro del Bastión era mejor tenerlos cerca y no dejarlos escondidos, donde algún inconciente recolector pudiera encontrarlo y hacerlo estallar en ardientes llamas azules. Sin embargo ahora no podía llevarlas, sería demasiado peligroso, por lo que las dejó en la ropa y colgó está en la percha del casillero. Cuando terminara la prueba el mismo conjunto sería trasladado al casillero al otro extremo de la pista.
Kass salió con su traje azul brillante y franjas negras, y se encaminó hasta la pista de obstáculos.
La prueba comenzó con la normalidad de siempre. El cronometro listo para partir de cero, el precalentamiento, algunas sugerencias por parte de Hontley, y el chequeo general del traje antes de comenzar. Este último envió lecturas un tanto diferentes sobre el cuerpo de su ocupante, alertando sobre un alto ritmo cardiaco, músculos parcialmente extenuados y actividad neuronal alta. Aunque no era frecuenta ya otras veces había ocurrido por otras circunstancias que generalmente se debían a la falta de descanso o la sobre actividad, así que nadie se molestó en preguntar, y solo por las dudas Kass desconectó un par de minúsculos cables en la cara interna del cuello del traje para que no enviara datos de alerta.
El cronometro se disparó, y Kass salió corriendo hacia la primera parte de la pista, donde todo el piso, dividido en enormes bloques, subía y bajaba a diferentes ritmos y velocidades. Kass atravesó la sala saltando con asombrosa agilidad en los bloques ascendentes, aprovechando el impulso de estos al subir para saltar grandes distancias y caer con destreza felina sobre otros bloques, y así hasta llegar a la salida. De ahí paso al siguiente espacio.
Mientras recorría los cada vez más exigentes desafíos se dio cuenta de una sensación calida que comenzaba a bajarle lentamente por la pierna derecha. Negándose a aceptar que la herida se había abierto de nuevo y estaba sangrando a través de la media continuó, haciéndose a la idea de que tenía algún músculo en esa pierna que estaba más cansado que los demás.
En la segunda cámara no había suelo en lo absoluto. El espacio estaba invadido por barras metálicas que se cruzaban unas con otras en una compleja maraña por la que tenía que pasar. Cuando el suelo se acabó Kass saltó y se colgó de la barra horizontal más cercana, se balanceó con agilidad y lanzó su cuerpo hacia el revoltijo de barras verticales y horizontales que se suspendían sobre el negro espacio vacío más abajo. Atravesó esa sección con la gracia de un gimnasta profesional y destreza felina. Llegó a la salida en el otro extremo y siguió el recorrido.
Mientras se dirigía por el pasillo a la tercera pista Kass no pudo evitar comenzar a cojear. Ya sentía como esa pegajosa y cálida sensación le bañaba la pierna entera adentro del traje, y sus manos comenzaban a temblequear así como su visión se fue emborronando cada vez más. Si hubiera podido verse en ese momento se abría espantado. Si antes era pálido, ahora estaba casi completamente blanco, cadavérico.
Se estaba desangrando.
Gála observaba desde las cámaras con angustia, había estado así desde que recibió los primeros datos de alerta, que extrañamente habían dejado de aparecer. Ella siempre se ponía nerviosa cuando el traje enviaba esas señales, por más insignificantes que fueran. Quería detener la prueba y asegurarse de que estaba bien, pero la orden de mantener el curso estricto de una prueba estaba tan profundamente grabada en su programación que no podía hacerlo. Vio como Kass atravesaba se estaba acercando a la zona de la tercera prueba, pero se detuvo ahí, en mitad del pasillo, jadeando y recostándose sobre la pared.
- Hontley – le llamó Gála. Su voz resonó directamente en la cabeza del robot, que estaba enchufado a una consola en la pared por medio de un cable que salía de su armazón metálico.
- lo estoy viendo yo también – le contestó Hontley - todavía sigue de pie, puede hacerlo.
- no me gusta que lo haga así.
- mira mira, está tocando los cables de enlace – señaló el robot mientras que, a través de su conexión, miraba el también por la cámara como Kass acercaba débilmente su mano al cuello del traje y volvía a conectar los cables, en tanto se deslizaba sobre la pared hasta quedar sentado con la cabeza gacha.
Una alarma sonó con tanta estridencia que literalmente le hizo girar la cabeza a Hontley y este se tuvo que desenchufar al instante, le había dado tan fuerte que era como si a alguien le tocaran una bocina en el oído.
<< ALERTA, SIGNOS VITALES DEBILITÁNDOSE, PRECENCIA ELEVADA DE FLUIDOS SANGUINEOS EN EL TRAJE DE PRUEBAS>> emitió el sistema emergencias del traje con indiferente voz mecánica. El mensaje viajó inalámbricamente desde el traje hasta los receptores de Hontley y Gála. Inmediatamente Gála puso en curso las medidas de emergencia, y abriendo un tramo del techo donde estaba Kass hizo descender una especie de camilla montada sobre un aerodeslizador. La camilla descendió rápidamente pero sin estrellarse contra el piso, gracias a los propulsores de aire que la hacía levitar. Se detuvo junto al moribundo Kass. Casi al instante dos robots cayeron con igual forma a ambos lados de la camilla levitante. A demás de tener sus propios aerodeslizadores en la base, eran de altura similar a la de un hombre y tenían cuerpos largos y cilíndricos con cabezas estiradas y redondeadas donde lucían en la parte frontal una multitud de pequeños y desordenados ojillos de varios tamaños, y a los lados tres pares de brazos mecánicos parecidos a los de Hontley, pero con cinco dedos también muy articulados.
Kass entreabrió un poco los ojos, y contempló desde abajo a las altas y pulidas figuras blancas de los robots que lo miraban dilatando y contrayendo sus cibernéticos ojos de forma dispareja. A continuación lo sujetaron cuidadosamente, enganchándose de las manos bajo su cuerpo y levantándolo, formando con sus extremidades una plataforma con la que alzaron al joven y lo dejaron suavemente sobre la camilla. De ambos lados de la camilla salieron dos láminas de vidrio curvas, que se juntaron entre sí formando una especie de vaina protectora en torno al herido. La camilla partió de inmediato siendo escoltada por los dos robots médicos, afuera de la pista de obstáculos ya los esperaba un transporte que los llevaría a la enfermería más cercana.
Gála y Hontley observaban (Hontley desde una distancia en la que no estorbaba) mientras los robots médicos se inclinaban sobre su paciente y le trataban la herida. Kass seguía consiente, aunque a penas. Tenía una intravenosa en el brazo derecho que estaba conectada a una unidad de sangre que pendía del brazo de uno de los robots. Estos trabajaban sin detenerse un segundo, con eficiencia y sin titubear en sus movimientos milimétricamente precisos, limpiando la herida, esterilizándola, cerrándola y finalmente cauterizándola con un pequeño láser térmico. Todo bajo reflectores que eran como las que hay en las salas de urgencia.
Al terminar, el robot medico que no sostenía la unidad de sangre se apartó de Kass.
Hontley se le acercó, pero antes de poder decir algo Gála lo interrumpió.
- ¿qué le pasó, está bien? – exclamó.
- desvanecimiento causado por: pérdida de sangre –anunció el robot en tono frío y articulado, las últimas palabras las acentuó de forma todavía más mecánica, las había sacado del monologo en su base de datos - herida contenida y tratada correctamente, tejidos externos suturados. Paciente: Kaspar, estabilizado y en estado de recuperación. Traumatismos posteriores a la sanción nulos.
- ¿ya ves? Es un orgánico fuerte y resistente. Deja de concentrar toda tu presencia en este lugar, tenemos trabajo que… - empezó a decir Hontley, pero no alcanzó a terminar.
- ve tu a hacer tu trabajo. Yo me quedare aquí un rato más.
Por lo general Gála podía monitorear secciones completas del Bastión, mirar por docenas de camas a la vez y desarrollar muchas funciones en muchos lugares todo al mismo tiempo. Pero ahora estaba en la enfermería, todo su omnipresente y omnividente ser estaba concentrado en ese lugar, con Kass.
- voy a cubrirte en lo que pueda hasta que vuelvas – anunció Hontley como si fuera un consuelo, mientras se marchaba rodando por la compuerta.
Él tenía una inteligencia artificial igual que Gála, pero no sentía realmente, no como Gála podía llegar a sentir. Sus emociones eran simuladas en todo el sentido de la palabra, y ni él ni nadie en todo el Bastión podía experimentar las sensaciones con la intensidad que de alguna manera ella podía. Alegría, furia, tristeza, sosiego, nostalgia. Solo alguien más podía sentir todo eso, y ese alguien era Kass, solo él podía entenderla cuando hablaban, escuchándola, podía saber su estado de ánimo y cómo hacer para que se sintiera mejor, él era especial, no solo por ser el residente humano del Bastón, sino por mucho, mucho más. Era irónico, él que estaba en un mundo de maquinas, de frío acero sin vida, no se sentía ajeno ni desencajado de lugar. Pero a ella a veces le parecía que no pertenecía ahí, que había otros lugares diferentes, quizás mejores. Pero sabía que era solo una ilusión, no podía fiarse de ilusiones.
Pasaron unos cuantos minutos cuando la compuerta se volvió a abrir y RAD entró deslizándose sobre el carril metido en el techo que venía del pasillo hasta la enfermería.
- ¡administradora, administradora! – comenzó a llamarla con su acostumbrada formalidad, pero aun así con cierto tono de alteración.
- que pasa RAD – dijo Gála tras un pequeño suspiro de impaciencia.
- he tratado de ubicarla por todos los medios, me han informado que se encontraba aquí y he acudido tan pronto como pude para informarle.
- ¿Qué no pudiste mandarme un mensaje electrónicamente como siempre?
- se trata de eso entre otros sucesos, mire: desde hace unas horas e comenzado a recibir informes para archivar. Observando esos informes he visto numerosos llamados de alerta sobre procesos no autorizados en toda la instalación. De alguna forma llegaron a mí pero no llegaron a donde tendrían que ir.
- especifica – apremió Gála, sonando algo más interesada.
- Como acabo de mencionar, es imposible enviar mensajes electrónicos, o bien se van para cualquier otra parte, por eso tuve que venir a informarle yo personalmente. Administradora, ni siquiera el simple sistema C.E.I esta operativo. También se sabe de apagones en algunos sectores que solo duran segundos y muros plegables que entran y salen de sus sitios sin que ningún virtual los manipule. También tenemos una cifra pequeña de virtuales desaparecidos, ¡y muchas otras situaciones anormales!
- tranquilízate, ya me encargo yo – dijo Gála con firmeza en sus palabras.
De pronto Kass abrió bien los ojos y murmuró:
- Escape -
- ¡Kass! - Exclamó Gála.
- ¿el joven Kaspar se encuentra mal? – preguntó RAD, pero no recibió respuesta.
- ¿Kass qué fue lo que te paso en la pierna?, eso no te lo hiciste en las pistas, estoy segura.
Kass se quedó mirando al techo, sin saber que decir. Nunca había dicho una mentira en su vida, difícilmente se acordaba de lo que era mentir.
- administradora, por favor, esta anomalía aumenta con cada minuto que pasa – insistió RAD en una súplica. Las largas extremidades como antenas que tenia sobre si se movían frenéticamente en un gesto de nerviosismo, y su ojo inferior encapsulado en la burbuja de vidrio miraba a todas partes, como si estuviera siendo acosado por fantasmas.
- voy a volver en seguida y me cuentas que paso.
- ¿qué está pasando? – preguntó Kass apoyándose en un codo sobre la camilla.
- anomalías – se limitó a contestar Gála – tu quédate acostado, para recuperarte.
- no estoy mal. Solo perdí sangre y ahora me están recargando, cuando esto termine estaré como nuevo – le dijo Kass como para tranquilizarla, pero no Gála no le contestó.
- la administradora ya se ha ido, Kaspar. Por su seguridad quédese aquí mientras nos ocupamos de solucionar estas singulares eventualidades… ¿recuerda la plática que tuvimos sobre los corruptos? Quizás nos estemos enfrentando a uno – dijo el robot colgante, antes de darse la vuelta y salir por donde había entrado.
- es mucho más que eso – dijo Kass en voz baja, incapaz de imaginarse lo que estaba por ocurrir.
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